Cuando sólo tenía 14 semanas de embarazo, Jessica fue diagnosticada con cáncer de mama terminal, por lo que varios médicos le aconsejaron que “la mejor decisión” era abortar; sin embargo, como católica, decidió continuar con el embarazo, y esto fue lo que ocurrió.
Su nombre es Jessica Hanna y nació en Detroit, Estados Unidos. Un día, tras realizarse un autoexamen, descubrió que tenía un bulto en su pecho; los médicos le dijeron que era un pequeño tumor benigno. A las dos semanas se enteró de que estaba embarazada. ¿Qué pasaría con el bebé?
Al poco tiempo le informaron que no era un tumor benigno, sino que en realidad se trataba de cáncer de mama, pero le dijeron que estaba en etapa 1. Fue al practicarle la cirugía cuando se dieron cuenta que el tumor medía 13 centímetros y se encontraba en etapa 4; es decir, en fase terminal.
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Wl embarazo le hizo a Jessica ser más fuerte que nunca y luchar por su vida y la de su bebé. Su fe en Dios la hizo no aceptar las opciones de aborto y seguir un tratamiento para el cáncer que no pusiera en peligro a su niño.
Después de cada tratamiento de quimioterapia –cuenta– iba a rezar ante la tumba del Beato P. Solanus Casey, fraile capuchino cuyo cuerpo está enterrado en Detroit, y pedía todos los días la intercesión de Santa Gianna Beretta Molla, una madre católica que murió tras dar a luz a su hija, pues tenía un tumor en el útero.
“Muchas personas no saben que la quimioterapia puede ser bastante segura durante el embarazo. Elegí el camino intermedio en el que haría un poco de quimioterapia con algunas modificaciones, y ella (Santa Gianna Beretta Molla) fue una gran inspiración para mí.”
Lo sorprendente es que, después de que Jessica dio a luz, los exámenes médicos señalaron que no había indicios de que el cáncer se hubiera propagado a otros órganos y su diagnóstico terminal se volvió curable.
“Este bebé me salvó la vida; esta difícil experiencia fue Dios llamándome a algo muy grande”.
A través de sus redes sociales, Jessica comparte su experiencia y ha conformado una comunidad virtual para orar por otras mujeres con situaciones adversas en sus embarazos y otras personas con distintos problemas, pues “ningún sufrimiento debe desperdiciarse”, dice.
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*Con información de Aciprensa, publicado originalmente en CNA.
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