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El hijo rebelde que se volvió sacerdote

La primera vez que Dios lo llamó lo ignoró por rebelde, la segunda vez se volvió a negar y la tercera vez se rindió al llamado de su vocación.

3 junio, 2019
El hijo rebelde que se volvió sacerdote
Felipe Siderio Jacinto, diácono próximo a ordenación sacerdotal. Foto: Ricardo Sánchez.

Felipe Siderio, de 31 años, se considera un rebelde pues se resistió a la llamada de Dios, pero aprendió que con la vocación no se juega. El diácono recuerda con alegría San Felipe Usila, Oaxaca, su lugar de nacimiento y se siente orgulloso de ser indígena.

Su hermano mayor lo mandó a la universidad para que se convirtiera en contador, pero no le gustaba; llegó a la Ciudad de México a los 18 años y ganaba muy buen dinero, pero no era feliz y se volvió más rebelde, cuenta.

Con Dios no se juega

“Me acerqué a unos paisanos sacerdotes misioneros, ellos me ayudaron a que ingresara al Seminario para estudiar. Me gustó la formación e inclusive las reglas, pero me salí. Terminé mis estudios de filosofía en el Universidad Pontificia, pero no seguí en el Seminario”.

Fue el padre José Antonio Venegas quien lo invitó a trabajar en la iglesia de San Agustín de las Cuevas, ubicada en Tlalpan, y lo exhortó a regresar, pero se negó. Eso cambió tiempo después.

“No supe en qué momento fue, pero por mi pie ingresé al Seminario de nuevo; ahí aprendí que con Dios no se juega”, comenta.

En su último año colaboró en la Parroquia de San Gabriel Arcángel, en Tacuba, y tanto él como su familia ya esperan con emoción su primera Misa que celebrará el 12 de junio en San Felipe Usila.



Autor

Periodista. Ha trabajado en radio, agencias de noticias y prensa escrita.