La Hermana franciscana Gloria Narváez estuvo secuestrada por un grupo Yihadista en Mali entre el 7 de febrero de 2017 al 9 de octubre de 2021.
Fue golpeada y torturada; sabía que cualquier día podía ser el último de su existencia, sin embargo, nunca perdió la esperanza de ser liberada y a pesar de que querían obligarla a que renunciara de su fe para convertirse al islam, ella se mantuvo firme y diariamente hacía comuniones espirituales para estar cerca de Jesucristo.
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Las comuniones espirituales son un recurso extraordinario, ante la imposibilidad de recibir físicamente la Eucaristía. Dios las mira con agrado y acude a quien desea fervorosamente recibirlo.
Entrevistada por Desde la fe, ella dijo que “no tenía una Biblia, pero llevaba los evangelios en mi corazón. Estaba en el desierto con mis secuestradores, pero yo veía la grandeza de Dios en la creación, en los amaneceres y en aquellos paisajes, y por las noches, miraba a Dios en las estrellas del cielo. Reinaba el silencio; sufría y me consolaba encomendarme a la Virgen María rezando el Rosario uno tras otro, a veces, 10 al día”.
“Mi espíritu franciscano detenían las lágrimas y recordaba lo que dice la Biblia: si te azotan por causa de Dios, bendícelos. Hay que ser la luz en la oscuridad; y solo la fe y el amor a Dios me hizo resistir más de 4 años cautiva, entre 40 hombres armados que me golpeaban para que cambiara de religión y me insultaban con sus armas sobre mi cabeza.”
La Hermana Gloria Narváez tenía como compañera de martirio a una joven protestante que también padecía las mismas penurias. Eran trasladadas de un campamento a otro, así que su prisión era itinerante. En el desierto les daban poca agua, permanentemente tenían sed, y las amarraban de manos y pies y así las ponían al sol para torturarlas. Cuando las desataban les ponían cadenas.
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Ella estaba de misión en Mali con cuatro religiosas; atendían un orfanato donde había niños recién nacidos, y también ayudaban a alfabetizar a las mujeres; llevaban buena relación con los musulmanes y los imanes de las mezquitas vecinas; había una respetuosa fraternidad, pero también había varios grupos extremistas armados con los que no puede haber diálogo interreligioso.
La Hermana Gloria vino a México a dar varias conferencias en varios estados del país, para concientizar sobre las necesidades de la Iglesia y de los religiosos en varias partes del mundo. y fue invitada por la Fundación Vaticana Ayuda a la Iglesia Necesitada que tiene presencia en México.
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