A lo largo de más de cuatro décadas, muchos jóvenes pertenecientes al apostolado Juventud y Familia Misionera han vivido maravillosas experiencias como misioneros y misioneras, llevando a Cristo a zonas rurales y urbanas de todo el país.
Durante la próxima Semana Santa, este movimiento juvenil y de familias vivirá su Megamisión 2021, y aunque en esta ocasión los 20 mil integrantes del movimiento misionarán en su mayoría de manera virtual debido a las restricciones sanitarias por el Covid-19, no dudan que volverán a vivir valiosos momentos, pues con Jesús las sorpresas nunca faltan.
Desde finales de la década de los 80, en que el movimiento fue creado en México -extendiéndose después a otros países- Juventud y Familia Misionera había realizado su misión de Semana Santa de forma totalmente presencial, sumando año con año experiencias, como las que hoy nos relatan estas cuatro jóvenes misioneras que ya llevan un largo recorrido en el apostolado.
Bárbara es originaria de la Ciudad de México, y actualmente es Directora Nacional de Juventud y Familia Misionera; le apasiona la misión, y aunque en el terreno de la acción ha vivido incontables experiencias, recuerda dos que en especial han marcado su corazón:
La primera ocurrió hace 11 años mientras se encontraba de misión en una comunidad del Estado de México. “Sucede frecuentemente -anticipa-, que nosotros damos por hecho que con nuestro manual de misionero vamos a llegar a hablar a las personas de Jesús; pero a veces es al revés”.
Aquella ocasión, Bárbara ingresó a la capilla y vio a una señora hincada; se acercó y la escuchó hacer una oración muy sencilla y muy bonita. “Decía: ‘¡Gracias, Dios, por este día! ¡Gracias, Dios, por este sol que me calienta! ¡Gracias, Dios, porque me permites caminar!’. Y ahí se la pasó hincada unos 10 minutos agradeciendo a Dios por cosas que de pronto llegamos a sentir que son de lo más común”.
Bárbara señala que al oírla se le abrieron los ojos, pues sintió que esa era una verdadera oración. “Aquella señora me enseñó a orar, porque cuando me falta una idea de cómo hacerlo, me acuerdo de ella y empiezo a agradecer a Dios por todos esos regalos que de pronto me pueden pasar desapercibidos”.
La otra experiencia que Bárbara recuerda con mucho agrado, le ocurrió el año pasado en una comunidad de Guanajuato, a donde fue con su esposo como parte de la misión. En esta ocasión, se llevó una gran sorpresa.
“Mi esposo y yo llamamos a una puerta -relata-; salió una señora, y así como apareció nos empezó a platicar sus problemas. Fue como si no hubieran sido Bárbara ni Rodrigo quienes tocaron, sino el mismo Cristo. Y de pronto, en medio de la escucha nos salían palabras que, aunque no sabíamos por qué las decíamos, daban resultado, pues eran justo las que ella necesitaba. De repente te das cuenta de que no eres tú, es la acción del Espíritu Santo”.
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Lucero es originaria de la Ciudad de México; es guitarrista y cantante, y su voz se escucha actualmente en las Misas por internet que transmiten diariamente los Obispos Auxiliares de la Arquidiócesis Primada de México.
Desde los 9 años es integrante de Juventud y Familia Misionera, y entre todas sus experiencias relacionadas con la misión, recuerda una muy especial, ocurrida en el estado de Hidalgo, en la que tuvo oportunidad de apoyar a un señor de 90 años que no había hecho su Primera Comunión.
“Cómo misioneros -refiere-, apoyamos a los párrocos orientando a personas que ya llevan mucho tiempo sin confesarse, mediante un buen examen de conciencia, a fin de que puedan recibir el sacramento. Este señor de 90 años hizo un examen de conciencia muy sencillo, pero muy conmovedor. Ese mismo día se confesó e hizo su Primera Comunión durante la Misa”.
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Era un hombre de un corazón muy bonito -refiere Lucero-; y aunque antes no había estado cerca de Jesús, tenía un gran deseo de acercarse al sacramento y sentirse perdonado por Él. “Te das cuenta de que el llamado de Cristo siempre está; y que si bien este señor se tardó, finalmente pudo acercarse a Jesús”.
Originaria de Monterrey (Nuevo León), Brenda lleva 11 años formando parte de Juventud y Familia Misionera, de manera que experiencias en misión tiene muchas; pero algo que jamás dejará de sorprenderle es la manera en que, durante las misiones, tanto las personas de las comunidades como los propios misioneros se llenan de Dios sin necesariamente conocer a fondo la Teología.
“A mí a veces me sucede que quiero conocer más de Teología, Cristología y otras ramas de la religión. Y si bien esto llega a ser necesario, para tener una experiencia profunda de Dios lo único que se requiere es conocer su gran amor y corresponderle también con amor”.
Señala que frecuentemente en las comunidades las personas viven la experiencia del amor de Dios de una manera simple, pero a la vez profunda, ya que lo aceptan vivamente en su corazón sin la necesidad de conocer a fondo el misterio de la revelación.
“Me ha tocado llevar a la misión a jovencitas que, aunque quizás conocían la teoría, no habían tenido esa experiencia profunda del amor de Cristo. Pero de pronto ésta sucede, y las puedes ver llorando de emoción, ya sea a mitad de una actividad o en un momento de Adoración. Me impacta mucho cómo Cristo sale a tu encuentro y te habla al corazón cuando tú estás dispuesto a encontrarlo”.
Originaria de la Ciudad de México, Regina refiere que por sí misma la misión es algo maravilloso, toda vez que le permite utilizar los dones que Dios le ha dado para que otras personas puedan entender del Magisterio de la Iglesia. Sin embargo, recuerda de manera especial una ocasión en que estaba al frente de un grupo de misioneros nuevos.
“La actitud de aquellos jóvenes -señala- daba cuenta de la gran Ilusión que tenían por llevar a Cristo a los corazones de la gente; aunque como eran nuevos, les hacía falta formación. De manera que tuve que intervenir cuando un misionero explicaba a una persona que cada año, llegada la Navidad, Jesús volvía a nacer”.
Regina tomó la palabra, y explicó a ambos que Jesús nació por todos sólo una vez en la historia; pero gracias al poder de la Liturgia las personas pueden vivir ese nacimiento todos los años. “Y lo mismo sucede en Semana Santa, pues, a través de la Liturgia, podemos vencer las barreras del tiempo y el espacio, para estar realmente en ese momento de salvación, acompañando a Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección”.
Lo maravilloso de esto -explica-, es cuando la persona comprende realmente el mensaje y lo lleva a su corazón, cuando entiende que Jesús nació y murió por todos, y que todos podemos vivir su nacimiento o su sacrificio año con año. “Te das cuenta de que lo han comprendido en el momento en que se les iluminan los ojos; y ver eso, es una de las mejores cosas que me ha tocado vivir”.
Bajo el lema “Despierta y enciende el mundo”, durante esta Semana Santa los integrantes de Juventud y Familia Misionera realizarán su Megamisión 2021. tres modalidades que resultan convenientes para evitar la propagación del virus: Misionero adorador (mediante una plataforma digital), Misionero en salida de forma telefónica y Misionero en salida de forma presencial.
Para ser parte de la Migamisión puedes consultar la forma de participar aquí.
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