La Certificación Laudato Si’ es una iniciativa que emerge del corazón de la Iglesia Católica, buscando inspirar a las comunidades parroquiales hacia una transformación ecológica integral. Este esfuerzo responde a un llamado urgente: cuidar de nuestra casa común. La encíclica Laudato Si’, promulgada por el Papa Francisco, es el pilar que sostiene esta visión, instando a una reflexión profunda sobre nuestro rol como custodios de la creación.

Este proyecto no solo surge como respuesta a una necesidad ambiental, sino como un reflejo del compromiso de la Iglesia con la doctrina social cristiana, que aboga por la justicia, la paz y la salvaguarda del medio ambiente. La certificación es un camino hacia la acción concreta, estructurada en módulos de formación que buscan promover el entendimiento de la ecología integral, el diseño y la implementación de proyectos eco-sociales, y la conformación de equipos ‘levadura’ dentro de las comunidades que actúen como catalizadores de cambio​​​​​​.

El proceso de certificación se inicia con la conformación de estos equipos, seguido por la inscripción y aval de un sacerdote o superior responsable, lo que garantiza un compromiso formal por parte de la comunidad parroquial. Los equipos levadura son el corazón del proyecto, encargados de llevar a cabo iniciativas que reflejen los principios de la ecología integral, abordando no solo aspectos ambientales sino también sociales, económicos y espirituales​​.

Los módulos de formación son variados y profundizan en temas como la ecología integral, la doctrina social de la Iglesia, espiritualidad cristiana, economías solidarias, y acciones eco-sociales en la parroquia. Estos módulos están diseñados para equipar a los participantes con los conocimientos y herramientas necesarios para desarrollar proyectos que respondan a los desafíos ecológicos y sociales de su contexto​​​​​​.

En este marco, el diseño y la ejecución de proyectos con un fuerte componente eco-social constituyen la piedra angular de la Certificación Laudato Si’. A menudo, los intentos de abordar problemas sociales recurren a soluciones lineales, inmediatas y de carácter asistencial que, lejos de atender las verdaderas necesidades del entorno, ignoran la complejidad de las interacciones sociales y la crucial participación comunitaria. Esta aproximación, generalmente marcada por la escasez de recursos y la ausencia de un enfoque sistemático, termina por oscurecer la relevancia y los efectos de estas intervenciones.

Por otro lado, los proyectos comunitarios ofrecen una oportunidad única para influir en distintas esferas de la vida cotidiana. De ahí la importancia de una profesionalización en la creación de proyectos de impacto social, que se origine en un análisis exhaustivo de la realidad, en un profundo conocimiento del contexto y en una escucha activa. Este enfoque busca facilitar un proceso por el cual la comunidad pueda experimentar una regeneración completa, ofreciendo respuestas auténticas a las necesidades identificadas.

La acción colectiva y la colaboración en red son fundamentales en la tarea de cuidar nuestra casa común. Al unir esfuerzos, compartimos conocimientos, recursos y estrategias, creando una fuerza multiplicadora que potencia nuestras acciones individuales. Esta sinergia entre comunidades, organizaciones y personas no solo amplifica el impacto de nuestras iniciativas, sino que también fomenta un sentido de responsabilidad compartida hacia el medio ambiente. Actuar en red nos permite enfrentar desafíos complejos de manera más eficaz, promoviendo soluciones innovadoras y sostenibles que reflejan nuestra interconexión con la naturaleza y entre nosotros mismos. En este tejido de colaboración, cada acción cuenta y cada contribución es vital para la regeneración de nuestro planeta, demostrando que juntos podemos hacer frente a la crisis ecológica con esperanza y determinación.

Así, la Certificación Laudato Si’ es, en esencia, un llamado a la acción. Nos recuerda que cada comunidad y cada individuo tiene un papel vital en la protección del medio ambiente. Es una invitación a ver más allá de nuestros intereses inmediatos y a reconocer que somos parte de una comunidad global interconectada, dependiente de la salud de nuestro planeta. Como Iglesia, tenemos la responsabilidad y el privilegio de liderar con el ejemplo, mostrando al mundo que es posible vivir de manera sostenible y armoniosa con la creación.

La Arquidiócesis Primada de México, el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana y la Iniciativa Climática de México, al adoptar esta certificación, destacan su compromiso con la promoción de la ecología integral en su territorio pastoral, convirtiéndose en un referente de cómo la fe y la acción pueden unirse en el cuidado de la casa común . Este esfuerzo refleja una comprensión profunda de que el cuidado del medio ambiente va más allá de la acción individual; es una misión colectiva que requiere la participación activa de toda la comunidad eclesial.

En conclusión, la Certificación Laudato Si’ no es solo un programa; es un movimiento de renovación y esperanza. Nos invita a repensar nuestra relación con el medio ambiente y a actuar de manera coherente con nuestros valores más profundos. Como Iglesia, estamos llamados a ser faros de cambio, promoviendo un futuro donde el cuidado de nuestra casa común sea una prioridad compartida. La certificación es un paso significativo en este viaje, demostrando que la fe y la acción pueden ir de la mano en la lucha contra la crisis ambiental.

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Artículo escrito por David Eduardo Vilchis Carrillo, responsable de Investigación del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana. Maestro en Ciencia Política por el Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México y Licenciado en Filosofía por la Universidad Católica Lumen Gentium.

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