Mons. Rolando Álvarez tras su exilio de Nicaragua: “Estoy un 90% recuperado. Soy un hombre de esperanza”
El obispo Rolando Álvarez, exiliado en Roma, expresó su agradecimiento a Dios y al Papa Francisco por su apoyo durante su difícil experiencia en Nicaragua.
Agradecido con Dios, abrazado a la oración y convencido de que sobrevivió a los abusos del régimen de Daniel Ortega por “una acción sobrenatural de Dios”, el obispo Rolando Álvarez se expresó desde Roma y envió su bendición a Nicaragua y toda Latinoamérica.
Por medio de una entrevista concedida a Paola Arriaza para EWTN Noticias, el prelado comentó sobre su estado de salud luego del exilio; así como reiteró su gratitud al Papa Francisco, quien ha mostrado gran preocupación por lo que ocurre contra la iglesia Católica en ese país.
“Estoy muy contento en Roma, porque siempre que estuve detenido pensé que a la hora de la liberación después de Nicaragua en la que podía vivir es en la ciudad eterna. Porque estoy cerca de Pedro y eso renueva mi fe”, dijo.
“No me siento exiliado sino liberado”
Sostuvo, además, que ha tenido un año de recuperación física, pero también espiritual, pues ha ido consiguiendo “la paz interior que tanto necesitaba”. Y añadió que no se siente exiliado, “sino liberado”. Y dijo que “en la diáspora siempre crece la fe y se fortalece la esperanza”.
Recordó que su infancia transcurrió en el seno de una familia campesina obrera “muy católica, con una educación en la fe seria, de tal manera que, efectivamente, desde mi niñez se vislumbró mi vocación”, porque anhelaba convertirse en sacerdote.
También comentó que el rector del Seminario Internacional Juan Pablo II, donde él vivía, le propuso que el Papa Juan Pablo II lo ordenara sacerdote, “pero con todo el amor que le tengo al santo, y del cual soy realmente muy devoto”, eligió ser ordenado por su obispo, en la Arquidiócesis de Managua, en la Catedral Inmaculada Concepción de María, “con mi pueblo y entre los míos”.
“Sufrí esa experiencia por mi fe”
De igual manera, se refirió al momento de su salida de la cárcel, concretamente cuando lo iban llevando al aeropuerto. Recordó que se debió a las gestiones de la Santa Sede, la Secretaría de Estado, “en nombre del Santo Padre ante el gobierno”.
Al respecto, confesó que hizo una profesión de fe en el marco de una gran alegría. Textualmente, lo narra de esta manera: “Sentí una profunda alegría, pero sobre todo fue una experiencia de fe, porque en ese momento recité y profesé el credo, que es por lo cual sufrí esa experiencia, por mi fe”.
El obispo reconocido por su defensa de los derechos humanos dijo estar convencido de su libertad: “Siempre creí en mi liberación. ¿Cuándo? No lo sabía, pero siempre esperé salir libre. E insisto en que lo que me sostuvo fue la oración”.
El impacto de la carta pastoral del Papa
Mons. Álvarez también señaló que mantiene en su bolsillo la carta pastoral que el Papa Francisco les dirigió a los nicaragüenses, “el 2 de abril del año pasado”, donde les exhorta “con un lenguaje muy doméstico y muy nuestro, a creer y confiar en la providencia divina, aun en aquellos momentos en los que, inteligiblemente no se puede entender lo que está sucediendo”.
En otras palabras, agregó, incluso en los momentos cuando “la esperanza se vuelve oscuridad, tenemos que creer firmemente que Dios va actuando en la historia de los seres humanos y en la historia de los pueblos. Y yo estoy convencido de eso. Y por eso soy un hombre de esperanza. Y creo que mi gente, mi pueblo, es un pueblo de esperanza”.
“Amo mucho a mi gente”
Consultado con respecto a su recuperación, dijo “en un lenguaje de cuantificación” que estaba en “menos cero” en todas sus capacidades “psicológicas, psiquiátricas, emocionales, afectivas, sentimentales, morales, espirituales, físicas… Ahora, un año después, puedo decir que estoy en un 90% recuperado”.
Finalmente, envió un mensaje directo a todas las personas que continuamente han acompañado a la Iglesia Católica que sufre persecución en países como Nicaragua: “Los amo, amo mucho a mi gente, amo a mi pueblo”.
Agregó: “Soy un obispo para la Iglesia universal. Fui ordenado obispo para Matagalpa, soy cabeza visible de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, y lo seguiré siendo hasta que Dios quiera. Y quiero enviar desde aquí mi bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo a todo el pueblo de Nicaragua y a toda la América Latina”.
En septiembre del año pasado, su nombre figuró entre los elegidos por el papa Francisco para participar en el Sínodo de Sinodalidad, como un nuevo gesto pontificio frente al régimen de Daniel Ortega, quien lo desterró de Nicaragua por su clara defensa de los derechos humanos.