¿Invierno vocacional?
Marilú Esponda: Se dice que hay un descenso de vocaciones en la Iglesia; con cierta desesperanza, se habla de un “invierno vocacional”. ¿Cómo ve usted el panorama? ¿Qué piensa sobre el futuro de la relación de los jóvenes con la Iglesia? Cardenal Carlos Aguiar Retes: Yo estuve los dos últimos años en Tlalnepantla visitando 49 […]
Marilú Esponda: Se dice que hay un descenso de vocaciones en la Iglesia; con cierta desesperanza, se habla de un “invierno vocacional”. ¿Cómo ve usted el panorama? ¿Qué piensa sobre el futuro de la relación de los jóvenes con la Iglesia?
Cardenal Carlos Aguiar Retes: Yo estuve los dos últimos años en Tlalnepantla visitando 49 centros, prácticamente fui a todos los que me invitaron, católicos y no católicos, y lo más enriquecedor fue el diálogo con los jóvenes, con los adolescentes, y hasta con los niños de kínder; veo que lo fundamental es acercarse. Es increíble la manera en que están abiertos, no hay que tener miedo a acercarse. A veces uno piensa que es cuestión de instruirles, de darles conceptos; pero no, el punto es simplemente acercarnos, compartir lo que les preocupa, entender a qué aspiran, y sólo entonces empieza a salir el alma juvenil. Es muy interesante, yo creo que una de las experiencias más hermosas que he vivido últimamente ha sido esa, la de visitar los colegios, porque he descubierto que el joven no es como lo pintan: indiferente, pagano, libertino; al contrario, hay muchos de ellos que están esperando a Cristo. Si bien es cierto que las vocaciones han ido a menos, es nuestra responsabilidad, porque quizás no hemos hecho lo que debimos haber hecho, pero en cuanto nos volvamos a acercar van a volver a surgir las vocaciones.
Marilú Esponda: ¿Qué papel juega la familia en las vocaciones?
Cardenal Carlos Aguiar Retes: La familia es la cuna del amor gratuito (como el de Dios), que permite a cada uno descubrirse a sí mismo y descubrir a los otros (padres y hermanos) en y desde el amor. Es la familia el primer y fundamental peldaño para que la persona valore la importancia de caminar juntos y asumir que somos creados para vivir en comunidad, porque nos necesitamos. La experiencia familiar en el amor humano es el cimiento de la solidaridad humana. La familia revela la dimensión comunitaria que deberá ampliarse en otros círculos, como la escuela, el trabajo, la iglesia, y en general los diversos organismos de la sociedad.
Fragmento de la entrevista al Card. Carlos Aguiar contenida en el libro Una Iglesia para soñar.