Hablando sobre finanzas en familia
Valeria Arellano Es necesario que nuestros hijos aprendan el tema de las finanzas. Incluso –diría yo– más necesario que conducir, aunque sea una bicicleta. ¿Cómo van tus hijos en este tema? No te sientas mal, pues sólo el 8 por ciento de las escuelas en México enseña cómo administrar el dinero; es decir, el […]
Valeria Arellano
Es necesario que nuestros hijos aprendan el tema de las finanzas. Incluso –diría yo– más necesario que conducir, aunque sea una bicicleta. ¿Cómo van tus hijos en este tema?
No te sientas mal, pues sólo el 8 por ciento de las escuelas en México enseña cómo administrar el dinero; es decir, el 90 por ciento de los mexicanos que creemos hacerlo bien, lo hemos aprendido en casa. ¿Cómo es esto? Con base en la experiencia.
Como católicos podemos tener la idea de que hablar de dinero es ser materialistas, que preocuparnos por nuestras finanzas es desconfiar de la Divina Providencia. ¡FALSO!
Te recuerdo que el siervo que escondió el talento y no lo multiplicó por miedo a no saber administrarlo, resultó regañado por su amo (cfr. Mt 25, 14-30). Así que Dios quiere que seamos excelentes administradores de nuestros recursos, entre ellos el dinero.
Aquí tienes cinco tips para tener unas finanzas sanas:
1. Haz un chequeo.
¿Cuánto ganas? ¿Cuánto gastas? ¿Cuánto debes? Hay personas más ordenadas que otras. Todos necesitamos hacer este balance de vez en cuando. Considera todas tus fuentes de ingreso y todos tus gastos.
2. Detecta y reduce gastos innecesarios.
Gastar es necesario. Gastar inteligentemente es una habilidad; para comenzar a desarrollarla, detecta esos gastos que no sirven de mucho y que te privan de cosas más importantes. Además, si tus gastos son mayores a tus ingresos, ¡urge que los ajustes
3. Liquida deudas vencidas.
Cuando usas la deuda para invertir y la inversión te deja más dinero, es una deuda buena. Pero cuando la deuda la usas para gastar, es decir, si aquello que adquieres con deuda no te deja más dinero, ¡cuidado! Esto se vale, pero con mucho control y medida, pues cuando te endeudas no sólo pagas lo que te prestaron, pagas también una cantidad adicional según el tiempo y el monto que te prestaron.
4. Genera un ingreso extra poniendo a trabajar algún talento.
Un ingreso extra siempre se disfruta. Ejercita tu creatividad pensando cómo generarlo, y poniendo a trabajar el talento que más te gusta.
5. Comparte con alguien aunque no te sobre.
¿Te parece extraño este punto? No se trata de una receta religiosa, es un consejo con mucha lógica. Te explico: el ser humano es cuerpo y alma. El alma mantiene al hombre abierto al infinito, esto quiere decir que es insaciable. El infinito sólo se puede llenar con infinito. Ni una infinitud de cosas finitas puede llenar a un ser abierto al infinito. Por eso siempre nos quedamos con ganas de más, siempre tenemos metas nuevas, somos insaciables. Sin embargo, el amor (espiritual) sí nos sacia. Cuando gastamos excesivamente, incluso por encima de nuestros ingresos, puede ser que nuestra parte espiritual esté desnutrida. Una forma eficaz de nutrirla es compartir con alguien más: generosidad. Hazlo de corazón, una sola vez, y verás cómo lo material cobra un valor relativo. Después repítelo constantemente.
Si detectaste que tus deudas o que tus gastos son más grandes que tus ingresos, te recomiendo comenzar a equilibrarlos. Es difícil, pero con los puntos 4 y 5 te aseguro que será lo más rápido, divertido y sostenible.
Si obtuviste excelente calificación, ejercítate en los puntos 4 y 5 también. Te divertirás, alcanzarás nuevas metas y crecerás personal y espiritualmente. Después ve e invita a más personas a hacer lo mismo.
Cualquiera que haya sido el resultado, comparte con tu familia estos ejercicios y coméntenlos. En equipo se conquistan las metas más rápido y se construyen los más grandes proyectos. ¡Tu familia es tu mejor equipo!
Lean nuevamente “La parábola de los talentos”, identifiquen los talentos que cada uno de ustedes tiene, y hagan un plan para hacer en equipo todos los puntos anteriores.
Los talentos son un regalo de Dios. ¿Te gustaría que tu ser querido usara los regalos que le das? ¡Pues a Dios le gusta todavía más! Administrar nuestros talentos para multiplicarlos es la mejor forma de agradecer a Dios. Y le agrada tanto que nos bendecirá cada vez más en nuestras empresas. Ahí es en donde entra la Providencia Divina a bendecir con abundancia nuestro trabajo humano.
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