Guía para vivir el Día de Muertos
Te compartimos una guía para vivir el Día de Muertos. Son cinco actividades para recordarlos y orar por ellos.
En México, a la Conmemoración de los fieles difuntos, el 2 de noviembre, se le conoce también como el Día de Muertos. En torno a esta fecha, se acostumbra visitar los panteones o colocar ofrendas en las casas como una manera de recordarlos y orar por ellos. Proponemos a continuación una guía para vivir este día con un sentido cristiano.
1. Empezar ese día rezando estas 3 oraciones por los difuntos:
3 oraciones para difuntos. ¡Pidamos a Dios por nuestros fieles difuntos!
1. Mandar a celebrar una Misa por la persona fallecida, y asistir (no sólo mandarla decir y desentenderse). En muchas parroquias, los sacerdotes reúnen, con tiempo de anticipación, los nombres de las personas fallecidas en su comunidad para orar por ellas en las Misas del 2 de noviembre. Acércate a tu iglesia.
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2. Reunirse a comer en familia. Hay que procurar que, dentro de lo que se prepare, haya algo de lo que el ser querido difunto disfrutaba, para disfrutarlo también en su honor.
3. Durante o después de la comida platicar anécdotas bellas que recuerden al ser querido, cantar alguna canción que le gustaba o ver su película favorita.
4. Rezar el Santo Rosario, o al menos un misterio, para pedir por nuestros difuntos, añadiendo jaculatorias para rogar por el eterno descanso de su alma. Pueden ser: ‘Si por Tu Sangre preciosa lo has redimido, que lo (la) perdones, te pido, por Tu Pasión dolorosa’; ‘Dale, Señor, el descanso eterno, y luzca para él (ella) la luz perpetua’; ‘Que por Tu infinita Misericordia las almas de ( ) y de todos los fieles difuntos descansen en paz. Así sea.’
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Al final del Santo Rosario se puede añadir esta oración que Jesús prometió a santa Gertrudis, y con la cual podía sacar 1,000 almas del Purgatorio: “Padre eterno, te ofrezco la preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo Jesús, nuestro Señor Jesucristo, en unión con todas las Misas celebradas hoy en todo el mundo por las benditas animas del Purgatorio. También te la ofrezco, en reparación por mis pecados y los de todos los pecadores del mundo, en especial los de la Iglesia universal, los de mi familia y los de mi propia casa. Amén”