Escapulario de la Virgen del Carmen, compromiso a la Virgen María
La advocación mariana de la Virgen del Carmen es la segunda con más fieles en México.
La Virgen del Carmen –platica para Desde la fe el P. Pablo Martínez García–, es una de las advocaciones más importantes de la Virgen María, que tiene su origen en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, donde unos ermitaños formaron la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, a cuyo Superior General, san Simón Stock, se le apareció la Virgen en 1251, para dale un mensaje: “Todo aquel que porte mi escapulario, lo libraré del fuego del infierno”.
A propósito de la fiesta de la Virgen del Carmen –que se celebrará este 16 de julio–, el P. Pablo Martínez, encargado de la Rectoría de Nuestra Señora del Carmen, en Azcapotzalco, explica que esta devoción se fue extendiendo a lo largo de los siglos por diferentes partes del mundo. “Sin embargo, en el siglo XVI, los miembros de la orden sufrieron un relajamiento con la burocracia interna, las altas jerarquías y su pomposidad, lo que originó una reforma llevada a cabo por santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz, a fin dejar atrás el llamado “Carmelo Calzado” e impulsar el denominado “Carmelo Descalzo”: el retorno a las raíces de la orden, que dan sentido al uso del escapulario.
Señala que tradicionalmente los tres niveles de la orden: Varones, Mujeres y Laicos, portan este escapulario, que se compone de dos grandes piezas de tela unidas al centro, como un delantal que cubriese la parte delantera y la parte posterior, en una de las cuales lleva la imagen de la Virgen, y en la otra su heráldica. “Pero más allá de sólo vestir esta prenda, para quien la porta es indispensable seguir las reglas de la Orden que testifican a Jesús, tener amor a María, estar dispuesto a seguir sus caminos de humildad, y principalmente amar la Eucaristía”.
Sólo así cobra sentido llevar el escapulario de esta Orden, que hoy se encuentra en muchos países. “En México se le tiene una gran devoción, sobre todo en algunas entidades, como Campeche, donde tradicionalmente es una devoción marítima, pues, según se relata, la Virgen del Carmen se les apareció a unos marinos que estaban naufragando, a quienes les dijo ser la Estrella del Mar, y por eso la tienen como patrona de los marinos”.
En cuanto a la Ciudad de México –refiere–, particularmente en la comunidad a su cargo, ha sido necesario trabajar mucho en esta devoción. “A diferencia de otros barrios de Azcapotzalco, éste se pobló de personas que no crecieron en la demarcación, de modo que quedó integrado por una comunidad pluricultural, en la que, si bien hay católicos, unos tienen devoción a sus propios santos; otros, sus usos y costumbres. Hay quienes nos piden un escapulario, o la síntesis de un escapulario –que es una especie de cadenita con la imagen y la heráldica– pero su intención es usarla como un objeto fetiche, y eso en nada ayuda”.
Para mí –finaliza–, más que la cantidad de devotos, vale más la calidad de devotos. “Así que lo importante es promover la imagen de la Virgen, difundir su historia, sus símbolos, su esencia. Con motivo de su fiesta patronal, durante un mes la llevamos casa por casa, y la entronizamos en una diariamente, donde lo primero que hacemos es celebrar la Eucaristía; a fin de mes, hacemos todos un compromiso con la Virgen. Mi propósito, al buscar que toda la comunidad sea devota de la Virgen del Carmen, es que, como barrio, haya una identidad, pues la identidad crea unidad, y la unidad fortaleza espiritual.
Esta advocación mariana tiene muchos devotos en España, Puerto Rico y Costa Rica (patrona del mar); Chile y Bolivia (patrona de las Fuerzas Armadas), y Colombia (patrona de los marineros).