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Escuela para Padres: Cristo, Rey de la familia

Paulette Luca Cataño   Cuando Dios vino al mundo, lo hizo con un fin específico, tenía una misión muy especial que debía cumplir. Cristo siendo Rey, deseó llegar al mundo de la forma más humilde: en un pesebre. Qué grande es la familia para Dios, que Él quiso crecer en una. Sin duda, no se […]

Paulette Luca Cataño

 

Cuando Dios vino al mundo, lo hizo con un fin específico, tenía una misión muy especial que debía cumplir. Cristo siendo Rey, deseó llegar al mundo de la forma más humilde: en un pesebre. Qué grande es la familia para Dios, que Él quiso crecer en una. Sin duda, no se quiso perder esta experiencia. Después, en su vida pública, comunicó el mensaje del Reino de los Cielos, y subió a la Cruz para cumplir con las Escrituras, las profecías, pero sobre todo, para salvarnos.

Como podrán imaginarse, Cristo tiene varios nombres o títulos que reconocen su grandeza. Algunos ejemplos son: Hijo de Dios, Mesías, Hijo del Hombre, Maestro y Pastor. Hoy, en especial, la Iglesia reconoce uno que es el de Cristo Rey.

Te has preguntado: si Dios busca mi verdadera felicidad, ¿qué tanto permito que actúe en mi familia y en mi vida? Lo primero que podemos aprender es que sólo en Él podemos encontrar nuestra identidad y el sentido de la vida, porque como dice el Papa Francisco: “Cristo es el centro de la historia de la humanidad y centro de la historia de todo hombre”.

Si Cristo es el centro de tu vida y de tu familia, cualquier situación buena o difícil, triste o alegre, será iluminada y acompañada por el amor y cuidado del Buen Pastor que cuida de sus ovejas.

Ante tantas noticias negativas que escuchamos todos los días, y una evidente falta de esperanza en el mundo, Jesús es la respuesta para que en tu hogar reine la paz, el amor y la fe. Cuando Dios es el pilar, podrán llegar tempestades o dificultades, y tu familia no se caerá porque Cristo será la roca firme que los sostenga.

Recordemos que hace miles de años, en la cruz, Jesús dio su vida por ti y por tu familia. Sí, vale la pena repetirlo varias veces. Dios en su infinito amor dio su vida por tu familia.

Meditando la grandeza de este acto de amor por nosotros y casi terminando el año, por qué no, como familia, le pedimos a Cristo que sea el invitado especial de la casa. Cuando volvamos a hacer oración con nuestra familia, pidámosle que aprendamos sus enseñanzas y a hacer presente Su Reino por medio de obras de caridad y misericordia.

En tu familia puedes repetir esta oración del Papa Francisco diciendo: “Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino. Jesús, acuérdate de mí, porque yo quiero ser bueno, quiero ser buena, pero me falta la fuerza, no puedo: soy pecador, soy pecadora. Pero, acuérdate de mí, Jesús. Tú puedes acordarte de mí porque tú estás en el centro, tú estás precisamente en tu Reino.”

Y, ¿qué más nos enseña la actitud de Cristo en la cruz? Que vale la pena dar la vida por los demás. Que vale la pena cuidar con amor a tu esposo o esposa, a tus hijos, a tu familia. Esa es la medida del amor que nos enseñó Cristo en la cruz; amar incluso cuando cuesta mucho esfuerzo y dedicación formar una familia.

Esta es la promesa de Dios este día; si dejas que Él sea el Rey en tu familia, su Espíritu Santo te iluminará en cada etapa de tu matrimonio, de tu familia y de tu vida.

Si al reflexionar sobre lo que has hecho como papá o mamá este año, encuentras algo que quisieras cambiar, ten confianza que Dios nos dice “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21:5)

Por último, para acercarse a Jesús, el medio más seguro para conocerle es la Virgen María, tenemos mucho que aprender de su ejemplo también. Con esto en mente prepara tu corazón y el de tu familia para recibir a Cristo en tu vida, para decirle sí a Su voluntad y a Su amor siempre. ¡Viva Cristo Rey!