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¡Por fin el regreso a clases!

María José Silias Esta es la frase que exclaman algunos padres de familia después de tan buena temporada vacacional, pues luego casi mes y medio, ya no saben qué más hacer con sus hijos. Si eres uno de ellos, no te preocupes, no eres un mal padre. Esto es algo común, puesto que a veces […]

María José Silias

Esta es la frase que exclaman algunos padres de familia después de tan buena temporada vacacional, pues luego casi mes y medio, ya no saben qué más hacer con sus hijos. Si eres uno de ellos, no te preocupes, no eres un mal padre. Esto es algo común, puesto que a veces no está uno acostumbrado a tener tanto tiempo con ellos; pero espero, de todo corazón, que hayan logrado buenos momentos de convivencia y que hayan sorteado de la mejor forma las horas acompañadas para seguir promoviendo su relación padre-hijo.

Después del descanso vacacional viene el regreso a clases: un respiro para ti como padre/madre. Pero ahora es tiempo también de volver a tus actividades; para tus hijos, es tiempo de nuevos aprendizajes, y para la familia, es tiempo de nuevos retos.

¿Qué implica el regreso a clases? Ya veíamos que para ti es un respiro, posiblemente un mini estrés debido al tráfico y los tiempos de traslado: alcanzar el camión o no perder el metro para llegar en la hora indicada; sin embargo, ¿por qué implica nuevos retos para tus hijos?

Porque el grado de dificultad en cuanto a materias y tareas será mayor, sobre todo si hablamos de un cambio de nivel educativo (kínder a primaria, primaria a secundaria, etc.). ¿Por qué esto tendrá también un impacto en toda la familia? Porque deberán acostumbrarse a tareas nuevas, proyectos, creación de maquetas, conseguir más materiales tal vez, e incluso, ayudarles en la resolución de tareas que posiblemente no queden claras en el salón de clases.

¿Por qué es necesario que estés preparado? Porque tus hijos confiarán en ti. ¿Y si no dominas las materias, las tareas, el uso de materiales? Recurre principalmente a tu propio hijo; recuérdale la importancia de no callar sus dudas y hacer todas las preguntas necesarias para corroborar que el tema quede claro; en segundo lugar, recurre al maestro, quien en el mejor de los casos tendrá la pedagogía y la paciencia necesaria para estar más atento a las dudas de tu hijo; y si éstas persisten, que tu hijo se dirija a compañeros, a sus hermanos mayores (de haberlos) o a algún tutor externo. Pero qué crees, ¡hay todavía más opciones en estos retos escolares y personales!

Como cristianos católicos, tenemos no sólo la posibilidad, sino la encomienda de reforzar nuestra fe con actos, y al revés. Ahorita ya tienes sugerencias de acciones, pero ¿qué hay con la fe?, ¿cómo pedir a Dios?, ¿a qué santo encomendarte?

Claramente a Dios le puedes pedir, de la forma en que más cómodo te sientas; no pidas sólo para que tu hijo entienda, pide también para que le tome gusto y para que el maestro tenga la mejor forma de explicar. Dios escuchará tus plegarias. ¿Y qué hay de los santos?, ¿has escuchado de san Juan Bosco?

Posiblemente has visto o escuchado de los salesianos, pues él es el fundador. San Juan Bosco fue un sacerdote italiano que se dedicó principalmente a la educación, pero sobre todo a la formación de adolescentes, ¡qué belleza! y… ¡qué paciencia! Por ahora, te dejo su oración, y en el siguiente artículo profundizaremos en este tema.

¡Oh, Don Bosco!

Padre y maestro de la juventud, que has recibido de Dios la sabiduría para llevar a tantos jóvenes por el camino del bien, te suplico venir en mi auxilio en la difícil y delicada responsabilidad de la educación de mis hijos. Ayúdame a conocerlos y a comprenderlos, a dialogar con ellos y a tenernos mutuamente confianza. Aparta de ellos el vicio, la maldad y el egoísmo: infúndeles amor al estudio y al trabajo, bondad y comprensión en el hogar. Líbralos de todo peligro para que puedan alcanzar la salvación de su alma y ser nuestro consuelo aquí en la tierra. San Juan Bosco, ruega por mis hijos. Amén.