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Cultura Bíblica: Los últimos serán los primeros

Para este 25° Domingo del Tiempo Ordinario estudiaremos el significado de la expresión: “Los últimos serán los primeros y los primeros últimos” a lo largo del Nuevo Testamento, y haremos la lectura de la parábola de los trabajadores descifrando sus símbolos. La moraleja de la parábola de los trabajadores es “los últimos serán los primeros […]

Para este 25° Domingo del Tiempo Ordinario estudiaremos el significado de la expresión: “Los últimos serán los primeros y los primeros últimos” a lo largo del Nuevo Testamento, y haremos la lectura de la parábola de los trabajadores descifrando sus símbolos.

 

La moraleja de la parábola de los trabajadores es “los últimos serán los primeros y los primeros últimos”. Esta frase aparece en varios textos del Nuevo Testamento como moraleja veámoslos. En Mt 19,30 (paralelo de Mc 10,31), el cual es inmediatamente anterior a la parábola que leemos hoy, también acaba el discurso de Jesús con la frase citada. En este discurso Jesús está respondiendo a Pedro sobre la recompensa que les está reservada a los que han dejado casa, familia y oficios por el Reino de los Cielos. En ese caso “los primeros” se refiere a los ricos en bienes y “los últimos” serían los que, por el Reino de los Cielos, han dejado todo. En el evangelio de San Lucas (13,30) también se concluye un discurso en el cual avisa a los judíos que quedarán descalificados para el Banquete del fin de los tiempos, al no esforzarse por entrar  a través la puerta angosta. En este caso “los primeros” son los judíos y todos aquellos que ponen la seguridad de la salvación en su pertenencia familiar o en el ejercicio del culto sin atender a la vida moral. Mientras que “los últimos” son los paganos y los pecadores que, dóciles al llamado de la salvación, se convierten de sus malas costumbres y de su incredulidad. La parábola que leemos hoy desarrolla el sentido de esta frase en un sentido un poco diverso. Puesto que Jesús acostumbraba llamar al Reino de Dios, la viña. Entonces resulta que el dueño de la viña es Dios, como lo dijo en la última cena: “mi Padre es el viñador” (Jn 15,1-2). La parábola continúa diciendo que Dios sale a distintas horas del día. Esto puede referirse a distintos momentos de la vida de los individuos o a distintos momentos dentro de la historia de la humanidad o del pueblo. Dios suele “visitar” tanto a las personas como al pueblo en su conjunto. La salida de Dios es para que los trabajadores vayan a la viña. Los trabajadores representan a todo individuo, tal vez los primeros llamados fueron los judíos. Los llamados después los paganos. Con todos acuerda un justo salario. El salario justo, es la participación dentro del Reino de los cielos. Pero la gran novedad está precisamente aquí. Algunos han pervertido su juicio y recriminan a Dios su bondad, interpretándola como injusticia. Son pocos los pasajes que nos presentan esta problemática pero citemos dos: Cuando en las bodas de Caná el anfitrión recrimina al novio haber servido el vino mejor hasta ahora y no al principio (cfr. Jn 2,9-10) y el reclamo de Marta contra su hermana María por haberla dejado con todo el quehacer (Lc 10,40-42). En ambos casos se recrimina a Dios o a Jesús en base a criterios equivocados porque Dios no es injusto sino providente y libre de aplicar su bondad como quiera.