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Cultura Bíblica: Los tiempos de Dios

Mons. Salvador Martínez En este domingo profundizaremos en el sentido de la frase de Nuestro Señor Jesucristo “el tiempo se ha cumplido” y profundizaremos también el sentido de la Buena Noticia, en la cual pide que creamos. El texto que se lee hoy nos narra el inicio del ministerio de Nuestro Señor en Galilea. Pero […]

Mons. Salvador Martínez

En este domingo profundizaremos en el sentido de la frase de Nuestro Señor Jesucristo “el tiempo se ha cumplido” y profundizaremos también el sentido de la Buena Noticia, en la cual pide que creamos.


El texto que se lee hoy nos narra el inicio del ministerio de Nuestro Señor en Galilea. Pero resalta que el mensaje que transmite inicia con la frase “El tiempo se ha cumplido”. ¿Cuál es el sentido de esta frase que abrió la predicación de Jesús? El primer sentido, el más básico, proviene del ámbito sapiencial. El libro del Eclesiastés dedica un himno al tiempo (Qo 3,1-8) y su primera frase es: “Todo tiene su tiempo y cada cosa su momento bajo el sol”. Por las descripciones que siguen a esta frase podemos entender que hasta las cosas contrarias o contradictorias tienen que acontecer porque la realidad es cambiante, por ejemplo nos dice: “Tiene su tiempo el nacer y su tiempo el morir” (3,2).

Los acontecimientos de la vida personal forman parte de un orden sabio, y saberse adherir al momento de cada situación es lo propio de los hombres sabios (cfr. Sb 8,8). De este primer sentido pasamos al sentido del tiempo en que se cumplen las promesas de Dios para con su pueblo. Salomón, agradece a Dios que haya cumplido en “este tiempo” las promesas hechas a su padre David (cfr. 1Re 8,24). Dios tiene designado un tiempo para cada una de sus acciones salvíficas, algunos tiempos los da a conocer y otros no como el mismo Señor Jesucristo les dijo a sus discípulos antes de la Ascensión a propósito de la instauración definitiva del Reino de Dios (cfr. Hch 1,7-8). Incluso es posible interpretar la sucesión de intervenciones salvíficas de Dios en la historia. Así nos lo manifiestan algunos textos del Nuevo Testamento.

Ha existido el tiempo de la preparación, en la cual Dios condujo a su pueblo por medio de los profetas (cfr. Hb 1,2); una larga etapa de la historia ha sido considerada como tiempo de la paciencia de Dios con la humanidad pecadora, así lo expresa el apóstol san Pablo en Rm 3,26; pero todo ello ha llevado a la plenitud de los tiempos en los que ha intervenido por la encarnación de su Hijo Jesucristo (cfr. Ga 4,4), este es el tiempo de la salvación (Rm 3,26); una vez realizada la obra de salvación se abre una nueva etapa del tiempo hasta la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo, parusía, este es el tiempo que nadie conoce sino el Padre que está en los cielos (cfr. 2Co 6,2 ).

Ahora vale la pena profundizar la segunda parte del discurso que consiste en la invitación a creer en la “Buena Noticia”. La palabra griega para buena noticia es “evangelio”. Jesús invita a creer en el evangelio de Dios. Esto quiere decir el anuncio gozoso del inicio de su reinado, esto se hace patente por las obras y la predicación del mismo Jesús. Creer la Buena Noticia es aceptar el testimonio de Jesús y conformar la propia conducta con este estilo manifestado por el Señor.