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Cultura Bíblica: Los relatos de la resurrección

Mons. Salvador Martínez En el artículo de hoy compararemos el relato de san Juan con los relatos de san Lucas y san Marcos, y posteriormente responderemos a la pregunta sobre ¿qué tan importante resulta esta aparición a los doce apóstoles en comparación con las otras que nos narra también san Juan? El relato relacionado con […]

Mons. Salvador Martínez

En el artículo de hoy compararemos el relato de san Juan con los relatos de san Lucas y san Marcos, y posteriormente responderemos a la pregunta sobre ¿qué tan importante resulta esta aparición a los doce apóstoles en comparación con las otras que nos narra también san Juan?


El relato relacionado con la resurrección que más aparece en el Nuevo Testamento es aquel sobre el hallazgo del sepulcro vacío. Enseguida de éste, encontramos el relato del encuentro de Jesús con los doce apóstoles. Sobre este relato existen dos versiones, que pueden equivaler a dos encuentros distintos: el encuentro de Jesús con los doce en el cenáculo la noche de la resurrección, y el encuentro de Jesús resucitado con los doce en Galilea.

El relato del encuentro de Jesús con los doce en el cenáculo nos lo narran san Lucas (24,36-49), san Marcos (16,14-18) y san Juan, que es el texto que hemos leído hoy. El relato de san Lucas es el más amplio, y pone el acento en ayudar a los discípulos a comprender tanto las palabras que Jesús les había dicho, como las Escrituras a propósito de la necesidad de la Pasión, Muerte y Resurrección del Mesías para cumplir su misión; un segundo aspecto en el que insiste san Lucas es en la realidad corporal del resucitado.

San Marcos, por su parte, insiste más en el envío a la misión universal y en las características que acompañarán a los evangelizadores, en esencia, estarán dotados de poderes de sanación extraordinarios y de resistencia al maligno también extraordinarios.

En cambio, el evangelio de san Juan pone el acento en el don del Espíritu Santo y el envío a perdonar los pecados. Por tanto, podemos ver que la resurrección del Señor, para el evangelio de san Juan, es el vehículo de la verdadera y profunda paz, es decir, de la verdadera y profunda salud y reconciliación. Esto se expresa primordialmente en el perdón de los pecados. Jesús resucitado es quien dio a los apóstoles esta encomienda completamente vinculada a su resurrección. Ahora podemos mirar de cerca el pasaje en relación con los otros tres relatos de encuentros con Jesús resucitado. Hay dos relatos anteriores, el del sepulcro vacío, que tiene como protagonistas a Pedro y al discípulo amado (Jn 20,1-10); el del encuentro entre Jesús y María Magdalena en el huerto, este segundo pasaje tiene una carga simbólica muy grande ya que representa al Nuevo Adán (Jesús resucitado) y a la Comunidad Cristiana (María Magdalena) el resucitado en una dimensión más allá de este mundo, y ella en este mundo testimoniando a todos la resurrección de su amado. Nuestro relato ocupa el tercer puesto y tiene como acento hablarnos sobre las consecuencias más fuertes de Jesús resucitado, a saber, el don del Espíritu Santo y el perdón de los pecados como un ejercicio encomendado a los apóstoles.

En el último relato nuevamente retorna el simbolismo, Jesús estará presente misteriosamente con los discípulos, ellos solos nunca serán fecundos. La presencia del resucitado cerca de ellos sanará a los caídos y los hará grandemente fecundos en su ministerio hasta llegar al martirio. Como vemos, el pasaje que consideramos hoy es muy importante para san Juan.