Cultura Bíblica: Las controversias de Jesús
Mons. Salvador Martínez Ávila En este domingo haremos una aproximación a los distintos episodios de controversia que Jesús desarrolló en Jerusalén antes de su Pasión, contenidos en los capítulos 21 y 22 del evangelio de San Mateo. El ministerio de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, tal y como nos lo reporta san Mateo, se […]
Mons. Salvador Martínez Ávila
En este domingo haremos una aproximación a los distintos episodios de controversia que Jesús desarrolló en Jerusalén antes de su Pasión, contenidos en los capítulos 21 y 22 del evangelio de San Mateo.
El ministerio de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, tal y como nos lo reporta san Mateo, se desarrolló durante un breve tiempo; fue inmediatamente antes de su Pasión y se caracterizó por varias confrontaciones con las autoridades, que enunciamos a continuación por orden de aparición.
En primer término, tenemos la expulsión de los vendedores del Templo (Mt 21,12-27), este episodio está entrelazado con la maldición de la higuera estéril. Jesús realiza una acción nunca usada por Él: atentar contra los bienes de los vendedores y echarlos del Templo. Las autoridades, por su parte, lo intiman a que hiciera callar a los niños que alababan a Dios. Jesús responde con la Escritura para rechazarlos. Después, al ser cuestionado sobre el origen de la autoridad con que actuaba, responde preguntándoles sobre el origen de la autoridad de Juan Bautista; como se declaran incapaces de saber esto, entonces Jesús tampoco contesta sobre el origen de su autoridad.
El segundo episodio es con la Parábola de los Viñadores homicidas (Mt 21,33-46) en esta ocasión las autoridades se sienten aludidas por las palabras de Jesús, pues entendieron que los acusaba de homicidas y antagonistas de Dios. Por este motivo, buscaban apresarlo pero no podían a causa de la multitud.
El tercer episodio es cuando lo cuestionaron sobre la licitud de pagar tributo al César (Mt 22,15-22), ante miembros del partido de Herodes, y pensando que Jesús estuviera de acuerdo con el común de judíos de no pagar impuestos a los extranjeros, Jesús deshace la asechanza reconociendo el derecho del César y el de Dios, evitando con ello la acusación de sedición.
El episodio inmediatamente anterior al que leemos hoy, consiste en la controversia sobre la resurrección (Mt 22,23-33), son los saduceos quienes pretendían demostrar por consecuencias absurdas que la resurrección era una doctrina falsa. Jesús nuevamente resolvió el cuestionamiento por vía de la Escritura comentando que al nombrar a Dios, Dios de los padres, estos no estaban muertos sino vivos. Un segundo argumento del Señor es que la condición de los resucitados es diversa a los de este mundo, por tanto no se aplican las mismas leyes.
Lo que leemos hoy es la última prueba, y cuestiona directo sobre el mandamiento más importante de la Ley de Moisés. Este asunto tenía relevancia por el hecho de que en los cinco primeros libros del Antiguo Testamento hay más de seiscientos mandatos de origen divino, por tanto la pregunta tenía su importancia. Las dos formulaciones del decálogo (Ex 20,1-17; Dt5,6-22), así como el muy conocido texto “escucha Israel…” (Dt 6,4-9) coinciden en que el mayor mandamiento es “amar a Dios sobre todas las cosas”. Jesús responde bien, pero añade algo que indica otro aspecto de lo más importante, al formular el amor al prójimo como el segundo más importante pone el ejercicio de la misericordia por encima del culto.