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Cielo y Tierra: Para la fiesta de la Candelaria

Alejandra María Sosa Elízaga   Diálogos de doña Teófila y don Dudoso Don Dudoso: ¡Hola comadrita!, ¡qué bueno que la veo! Tengo una duda. Doña Teófila: Buenas, compadrito, a ver dígame. Don Dudoso: Es que ya va a ser 2 de febrero, día de la fiesta de la Candelaria, y su comadrita y yo queremos […]

Cielo y Tierra: Para la fiesta de la Candelaria
En el Día de la Candelaria la religiosidad popular acostumbra a vestir una imagen del Niño Dios. Foto: Archivo

Alejandra María Sosa Elízaga

 

Diálogos de doña Teófila y don Dudoso

Don Dudoso: ¡Hola comadrita!, ¡qué bueno que la veo! Tengo una duda.

Doña Teófila: Buenas, compadrito, a ver dígame.

Don Dudoso: Es que ya va a ser 2 de febrero, día de la fiesta de la Candelaria, y su comadrita y yo queremos llevar a bendecir nuestra imagen del Niño Jesús. El año pasado ella le tejió una chambrita, y pensaba volvérsela a poner, pero una vecina dijo que no, que tenemos que comprarle ropa nueva porque si no se enoja.

Doña Teófila: ¿Su vecina se enoja? Es que ha de ganar dinero vistiendo Niños.

Don Dudoso: ¡No! Ella dice que se enoja el Niño.

Doña Teófila: ¡Ja! Eso es una ridiculez, por dos razones. La primera, es que se trata de una imagen que no ve ni siente ni puede enojarse. Y la segunda es que representa a Jesús, que es manso y humilde y jamás se enojaría porque Su imagen no ‘estrene’ ropa.

Don Dudoso: Y por otra parte dijeron en la parroquia que cuidemos que el Niño que llevemos a bendecir vaya vestido y no disfrazado. ¿Qué quieren decir?

Doña Teófila. Que puede vestirlo como se viste a un bebito, con chambrita, gorro y zapatitos tejidos; o también puede vestirlo conforme a su particular devoción a Jesús: como Señor de la Divina Misericordia, o Cristo Rey, o Sagrado Corazón.

Don Dudoso: ¿Y a qué se refiere eso de no disfrazarlo?

Doña Teófila: Es que hay quien parece creer que la imagen del Niño Jesús es un muñeco al que le pueden poner cualquier cosa. Pero eso no está bien.

Don Dudoso: ¿Como qué no se le debe poner?

Doña Teófila: Pues, por ejemplo, no hay que vestirlo de santo ni de ángel o arcángel, porque Él está por encima de todos los santos, ángeles y arcángeles. Tampoco hay que disfrazarlo de Papa, o de futbolista ni de algún personaje conocido para que se vea chistoso y la gente se ría al verlo. Y mucho menos adornarle la cabeza con moneditas doradas, ponerle en una mano un borrego (por aquello de la ‘lana’) y en la otra una bolsita con semillas o dinero, disfrazado de ‘Niño de la abundancia! ¡No hay que pretender convertirlo en amuleto! Si Jesús siempre despreció el dinero y lo consideró fuente de injusticias, ¡qué locura vestir Su imagen de algo que Él detestaba!

No hay que olvidar nunca que esa imagen representa a Dios Niño, hay que tomarlo en cuenta al elegir cómo vestirlo, y hacerlo con respeto y cariño.

Don Dudoso: Así lo vamos a hacer. Y luego de ir a Misa y que nos bendigan la imagen del Niño, vamos a merendar tamales. Queremos invitarla y pedirle de favor si nos dirige algún rezo para darle a nuestra fiesta un sentido más religioso.

Doña Teófila: Sí, con mucho gusto. Antes de merendar, podemos reunirnos alrededor de la imagen del Niño Jesús. Ud. puede leer el Evangelio según san Lucas que narra el momento de la Presentación del Niño en el Templo (es Lc 2, 22.40), y luego de meditarlo un momento y compartir nuestras reflexiones, podemos rezar la oración que publicaron en ‘Desde la Fe’.

Don Dudoso: Ah, pues me parece muy bien. ¡La esperamos!

Doña Teófila: Gracias, primero Dios allá nos vemos. ¡Yo llevo el champurrado!

OJO: Para un recuadrito. Por favor inclúyanla, aunque le tengan que poner la letra más pequeñita. ¡Gracias!:

 

Oración para hacer en familia el día de la Candelaria

 

Sagrada Familia:

Te damos gracias por tu presencia en nuestro hogar.

Bendícelo y ayúdanos a convivir en paz, amor y unidad.

 

Niño Jesús:

Tú, el anunciado por Simeón como Luz de las naciones,

ilumina nuestros corazones,

y ábrelos al don de la salvación.

 

Santísima Virgen María:

Tú, que sabiendo que la espada atravesaría tu alma

no perdiste la fe ni la alegría,

ruega por nosotros,

para que la fuente de nuestro gozo,

sea la presencia del Salvador en nuestra vida.

 

Señor San José:

Tú, el protector del Niño Jesús y de María,

ayúdanos a imitarte

en amarlos y servirlos más y mejor cada día. Amén.