Poner límites a nuestros hijos e hijas significa dejarles claro cuáles son las conductas aceptables y no aceptables en su interacción en la casa y en la sociedad, así como crearles hábitos, como son sus horarios de comida, aseo y sueño, así como horarios para estar frente a las pantallas.
Sin límites, los niños carecen de voluntad, estructura, disciplina y orden, aspectos fundamentales para que se adapten a una sociedad, asegura Gisela Chávez Murillo, psicoterapeuta y asesora de Cenyeliztli.
Todos los niños necesitan buenos hábitos y límites, por ejemplo en el caso del uso de videojuegos, televisión, computadora e internet, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP) recomienda que los niños menores de 2 años no estén ante una pantalla, y que los de 2 a 5 años no pasen más de 1 a 2 horas al día ante estos dispositivos, no más.
Para niños mayores de esas edades, la Clínica Mayo señala que se debe “establecer límites razonables para el tiempo que pasan frente a pantallas, sobre todo si su uso está obstaculizando su participación en otras actividades”, recomienda crear zonas u horarios libres de tecnología, como durante las comidas o una noche a la semana y dejar las pantallas fuera de la recámara.
“Los límites no son sinónimo de castigo, sino de enseñanza”. Ante la desobediencia, apunta, es importante poner consecuencias, no castigos, además de ser firmes y coherentes en ello. “Se les debe explicar que en la vida no hay castigos, sólo resultados de nuestras acciones”, aseguró.
La conducta natural de los niños y niñas -dice- es retar a los padres para probar su mando. “Los niños seguirán transgrediendo los límites, pero es tarea de los papás establecer siempre las consecuencias. Si los hijos no se detienen, es porque las consecuencias no están bien aplicadas”.
“Por ejemplo, si una madre le pide a su hijo más de tres veces limpiar su cuarto y éste no actúa, puede pasar que la mamá termine haciéndolo, esto es muy perjudicial, pues ahí le enseña al hijo a ignorar toda norma o tarea que se le designe, y pensará que siempre habrá alguien que le haga el trabajo”, expone.
A decir de la especialista, los límites se enseñan desde que los hijos e hijas nacen. “es como decir ‘no’, sin gritar”.
“Debe hacerse de forma respetuosa, sin gritos y sin golpes”. La consecuencia de no cumplir con alguna obligación se puede perder un privilegio, gusto o beneficio. Por ejemplo: “si no aseas tu cuarto, no ves la televisión”, o no habrá postre o no tendrás tu juguete favorito. En el caso de los adolescentes, no saldrás con tus amigos o no irás a una fiesta.
Aclara que los padres que recurren a los gritos e incluso a los golpes es porque desconocen un método efectivo de crianza, “el día que no exista el miedo a un castigo, ¿qué va a suceder? Una orden dada, si no es supervisada, no sirve para nada”.
Establecer límites con respeto y amor, es la base de una buena autocontención, que servirá a los hijos e hijas en su comportamiento dentro y fuera de casa.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.