Una gran oportunidad
La Pascua de Jesús nos regala la gran oportunidad de volver a comenzar: pongamos manos a la obra y hagamos frente a los problemas de actualidad.
Esta Pascua celebramos el fundamento de nuestra fe: ¡Cristo vive! Resucitó y con su luz venció las tinieblas de la muerte. Y, algún día, nosotros gozaremos también de la vida eterna junto a Él.
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Hace dos años, cuando aún no comprendíamos los alcances de esta pandemia, el Papa Francisco aseguró que la Pascua trae consigo el contagio de la esperanza, pues la Resurrección de Cristo trae la Buena Nueva a los corazones humanos atemorizados por la oscuridad.
Hoy, la humanidad viene de un largo periodo de oscuridad y desesperanza: los estragos de la pandemia y la guerra han cambiado la vida de millones de personas. Pero el final de la pandemia parece vislumbrarse a lo lejos, como un rayo de luz tras dos años de oscuridad.
La Pascua nos recuerda que, hace miles de años, un rayo de luz surgió del sepulcro. Esa luz nos confirmó que Cristo venció a la muerte, resucitó y llenó nuestras vidas de luz y esperanza.
En la Pascua, recordamos que con Dios siempre se puede volver a vivir. Y, como sociedad, tras el difícil periodo al que nos hemos enfrentado, tenemos la oportunidad de renacer: de cambiar nuestros hábitos, de moldearlos al ejemplo que Jesús y de aprovechar las oportunidades que nos dan estos tiempos post pandemia.
Se nos ha regalado la invaluable oportunidad de volver a comenzar. ¿Qué haremos con ella? Debemos de poner manos a la obra y atender las problemáticas que esta pandemia ha sacado a la luz: el deterioro de las familias, la creciente desigualdad social y el abandono de los enfermos y ancianos.
Esta Pascua, no tengamos miedo de ser mejores. Cristo murió y resucitó para librarnos de la muerte, pero también de nuestros miedos y rencores que nos impiden vivir y amar al prójimo. ¡Felices Pascuas de Resurrección!