Sabemos que una familia suele fundarse por la unión de un hombre y una mujer, que suelen tener descendencia. Sin embargo, familias también son aquellas que sufren una pérdida, separación o abandono; o aquellas personas desamparadas o solitarias que son cuidadas por otros familiares.
Es también una realidad que ha aumentado el número de hogares con una madre sola o un padre solo, y aquellos que han decidido unirse sin un enlace civil o religioso.
La familia es una realidad, más allá de definiciones e ideologías, y es el espacio donde las personas damos nuestros primeros pasos, donde aprendemos a amar, a relacionarnos con los demás, donde recibimos las primeras reflexiones sobre lo que está bien o mal. En palabras del Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, la familia es la “cuna del amor”.
Sin embargo, en los últimos años hemos visto un cambio importante en las dinámicas familiares, entre ellos, la reducción del tiempo de duración de los matrimonios y el incremento de las separaciones. También la violencia intrafamiliar, algo que se ha reflejado en el aumento de jóvenes que rechazan la idea de formar una familia.
Desde la Iglesia, hacemos un llamado a cuidar y acoger a las familias, especialmente a aquellas que tienen carencias, afectivas y materiales; recordemos que los niños necesitan de amor para crecer íntegramente.
Esto no significa dispensar los errores que causen dolor en la familia; al contrario, el llamado a la conversión implica reconocer el daño que cada uno puede haber causado, y buscar recomponer, en la medida de lo posible, la situación familiar.
En la Arquidiócesis Primada de México dedicamos el mes de marzo a la familia para realizar diversas actividades formativas y de encuentro, pero también para recordar la importancia de poner el foco en la familia.
Fortalecer a las familias y apostar por ellas a través de políticas públicas y de acciones sociales, dará frutos en beneficio del bien común y de nuestra sociedad, y ayudará en disminuir problemas como la pérdida de valores, la violencia, adicciones, entre otros desafíos que hoy le duelen al país.
Encomendamos a todas las familias mexicanas a Nuestra Señora María de Guadalupe, para que, a imagen de la Sagrada Familia, los miembros de cada familia, asuman su rol de apoyo y desarrollo en bien de los demás miembros, y para que entre familias exista la subsidiaridad para apoyar a los más necesitados.
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Su reino es un misterio que inicia muy dentro del corazón de cada persona y…
Esta web usa cookies.