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COLUMNA

Columna invitada

La nueva Biblia de la Iglesia en América

Esta breve presentación de la Biblia de la Iglesia en América (BIA) es una invitación a acercarnos a las Escrituras.

24 noviembre, 2019
La nueva Biblia de la Iglesia en América
Padre Carlos Junco Garza

Una nueva traducción bíblica al español empieza a circular entre nosotros. Es la Biblia de la Iglesia en América (BIA), publicada por la editorial PPC. Versión de los idiomas originales de las Escrituras: hebreo, arameo y griego. Refleja un trabajo de doce años,  que aun en medio de tensiones explicables, es signo y fruto de comunión eclesial.

La Biblia de la Iglesia en América es signo y fruto de comunión entre las Iglesias del continente americano. En efecto, a iniciativa del comité hispano de los Obispos de Norteamérica, la Conferencia Episcopal de ese país solicitó al CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) una traducción de la Biblia para los migrantes de habla hispana en Norteamérica.

Los Obispos de esa nación se comprometían a financiar el proyecto que el CELAM se encargaría de realizar. De alguna forma el “dominio” de la obra sería tanto de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos como del CELAM, cada quien en su territorio.

Desde el principio los obispos latinoamericanos extendieron el proyecto también a todos los países de habla hispana del continente. Así quedaba manifiesto el espíritu de comunión entre todas estas iglesias de América, del Norte, Centro y Sur. El nombre refleja esto: Biblia de la Iglesia en América, evocando el espíritu del Sínodo de América (1997).

La BIA es signo y fruto de comunión entre sus colaboradores, 26 traductores y otras personas más, de diversas latitudes, naciones y culturas del continente americano. Desde el inicio quedó claro que los trabajos de cada uno estaban sometidos a una  triple revisión en el equipo: la técnica en la línea de traducción, la lingüística para que reflejara la unidad esencial en la pluralidad de expresiones, y la sometida a la corrección del estilo. El resultado no es simple fruto de trabajos individuales y aislados, sino una obra unitaria, expresión de la comunión de todos, con base en el empeño personal de traductores y colaboradores y en la labor del equipo responsable constituido por Santiago Silva, obispo responsable de la BIA, los coordinadores del Antiguo y Nuevo Testamento, Alfredo Dus y Adolfo Castaño; y un servidor, en calidad de coordinador general.

La Biblia de la Iglesia en América está pensada, especialmente, para los diversos agentes de pastoral, para las personas que constituyen grupos eclesiales, y también para un lector medio en lo cultural y en lo religioso. No es una Biblia totalmente popular, ni tampoco una reservada solo a los científicos de la Palabra.

La traducción trata de ser llana y sencilla, pero a la vez con un lenguaje digno y elegante, comprensible a todos los hispanoparlantes del continente. Lograr este resultado exigió un esfuerzo arduo de traductores y revisores.

La BIA ofrece también introducciones, notas y otros subsidios. Las introducciones a cada libro abordan siempre el aspecto histórico, teológico y literario que favorece su comprensión más adecuada. Los títulos de cada texto en su mayoría están tomados de frases extraídas de ese pasaje bíblico. Las notas o comentarios explican las distintas partes y secciones del libro, lo mismo que cada texto en particular o las líneas generales de diversos pasajes.

Al final hay diversos apéndices muy útiles: glosario, cronología, unidades de medida y monedas, división del día, calendario hebreo y mapas. En todas estas ayudas, de forma explícita o implícita, encontramos elementos que favorecen la comprensión del texto,  la evangelización y la oración, el llamado a la conversión, al testimonio y al compromiso cristiano.

Esta breve presentación de la Biblia de la Iglesia en América (BIA) es una invitación a acercarnos a las Escrituras y enriquecernos como discípulos y misioneros de Jesús, con esta nueva traducción y sus comentarios. La lectura orante de la Biblia, libro de la comunidad y, a la vez, Palabra de Dios en palabras humanas, nos ha de conducir al encuentro vivo con Jesús, Palabra eterna del Padre, y con nuestros hermanos en la línea del amor misericordioso y la justicia solidaria.