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COLUMNA

Columna invitada

Guadalupe y México

La devoción de los mexicanos a la Virgen de Guadalupe es parte de nuestra esencia.

12 diciembre, 2020
Guadalupe y México
José Luis Luege Tamargo

En nuestro país como en el mundo entero, por primera vez, tendremos que celebrar las fiestas de fin de año cuidando la sana distancia y evitando reuniones masivas debido a la pandemia Covid-19.

Una fecha que no podremos celebrar abiertamente es el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, porque debido a la emergencia la Basílica permanecerá cerrada.

La Villa de Guadalupe representa el centro religioso más visitado en el mundo, con 22 millones de peregrinos al año. La devoción de los mexicanos a la Virgen de Guadalupe es parte de nuestra esencia. Es común escuchar de personas no creyentes que, independientemente, se sienten guadalupanos.

El Acontecimiento Guadalupano está inmerso en el surgimiento de la nacionalidad mexicana, tomando en cuenta que se sitúa a sólo 10 años después de la Conquista y que representó en sí mismo un cambio radical en la relación entre conquistados y conquistadores, y una reafirmación del mestizaje con la fusión de dos cosmovisiones.

Pasada la Conquista y consolidado el Virreinato de la Nueva España, entre el 9 y 12 de diciembre de 1531 ocurrieron las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac.

Este hecho tuvo una repercusión decisiva en el complejo encuentro entre pueblos y culturas europeas con las mesoamericanas, con transformaciones profundas en un proceso marcado por luces y sombras. Por parte de los aztecas, la derrota y la frustración de que sus antiguas profecías no se cumplieron, y por el lado de muchos pueblos subyugados por los propios aztecas y que vieron en los españoles su liberación, la dura realidad del sometimiento a la Corona.

La aparición de la Virgen de Guadalupe cambió radicalmente la situación. La identificación de los indígenas con la imagen de Guadalupe se da gracias a una serie de símbolos, desde la expresión misma de la figura y de su vestuario que quedaron plasmados en la tilma de Juan Diego. Estos símbolos, estudiados mucho tiempo después, son en realidad un códice perfectamente identificado en aquel entonces por todas las culturas mesoamericanas.

Nadie puede negar que a la par de los procesos de colonización y sometimiento, estuvo la incansable predicación y catequesis de los misioneros, que denunciaban abusos, defendían a los indios, y reclamaban el derecho a la educación y promoción humana de los conquistados. Después de las apariciones, las conversiones fueron multitudinarias, al grado que los misioneros pasaban semanas bautizando a nuevos fieles.

Juan Pablo II en su discurso ante la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en 1992 comentó: “en el rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac, se resume el gran principio de la inculturación: la íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante la integración en el cristianismo y el enraizamiento del cristianismo en varias culturas”.

El impacto que provocó el Acontecimiento Guadalupano rebasó las fronteras de la Nueva España, alcanzando a todo el continente. La misteriosa atracción de María de Guadalupe fue lo que llevó a españoles e indios a una nueva manera de comprenderse y relacionarse.

Aprovechemos esta dura prueba de la pandemia que nos obliga a permanecer en casa para cuidarnos y cuidar de los demás, a no salir para que, en familia, reflexionemos sobre nuestro origen y destino como Nación. Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde queremos llegar.

Considero importante esta reflexión, porque inmediatamente, en el nuevo año 2021, vendrán las conmemoraciones de los 200 años de la consumación de la independencia y de los 500 años de la Conquista y estaremos a solo 10 años en que celebraremos también los 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.

Que el próximo año sirva para revisar el potente surgimiento de nuestro México como una nueva nación, consecuencia de la fusión de dos culturas y cosmovisiones; que tomó lo mejor de cada una y que además fue bendecida por la Virgen de Guadalupe.

 

José Luis Luege Tamargo es político mexicano y presidente de Camino de Juan Diego, A.C.

Twitter: @JL_Luege