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COLUMNA

Ángelus Dominical

Los “mensajes de unicel”

Un rito automatizado enfría el corazón, y una acción sobrecargada de esnobismo, aleja el sentido de la oración.

23 febrero, 2020
Los “mensajes de unicel”
Angelus Dominical.

YA SON MENOS, pero aún abundan lo que llamo “mensajes de unicel” que llegan a mi teléfono celular: mensajes elaborados con toda la buena intención de quien-sabe-quien, una frase que quiere ser sensacional y una imagen bella, pero que repetidos al infinito y relanzados a diestra y siniestra, sólo contaminan y atiborran de información ociosa los pocos ratos libres (y también los ocupados) que tenemos para pensar…

ANALIZO Y PIENSO a qué mensajes podría ponerles el mote de “mensajes de cartón” y a qué otros les quedaría bien el apodo de “mensajes de celofán”: que el cartón es reciclaje y es buen empaque, estoy de acuerdo; que el celofán es protección y da buena presentación, también estoy de acuerdo; pero yo seguiré prefiriendo los mensajes de carne y hueso, los mensajes más personales: ni acartonados, ni celofanes inútiles, ni “uniceles” contaminantes…

LA BATALLA ABIERTA que se le ha hecho al poliestireno expandido (unicel) es válida por múltiples razones, y la principal -creo yo- en algo se conecta a muchos otros ámbitos de la tecnología que hemos alcanzado y los criterios prácticamente nulos con que hemos injertado en la rutina cotidiana tales logros…

QUE UNA BEBIDA la podamos llevar a cualquier lado (en pet o en unicel) es ventaja, pero que no nos eduquemos para respetar tales lugares y horarios ¡es tremenda pérdida!; que un celular nos facilite la comunicación portátil es fenomenal, pero que el celular haya invadido nuestros tiempos e intimidades y nosotros no tengamos orden ni regla alguna ¡es desastroso!; que podamos envolver o empacar tal mercancía en cartón, celofán o cualquier otro material, puede ser útil y práctico, pero que le demos más importancia al envoltorio que al contenido ¡es casi de tontos!…

LA PREGUNTA VINO con toda la inocencia y hasta con cierta ingenuidad: “Oiga, ¿el Padrenuestro lo hemos de rezar con los brazos abiertos, o con los manos juntas?”, y la primera y más espontánea respuesta que pude dar, viendo que a la personita le preocupaba mucho el celofán y el cartón, olvidándose del precioso contenido de su plegaria, sin más le dije: “¡Con toda devoción!”…

POR SUPUESTO QUE los ordenamientos y las indicaciones para la celebración de la Santa Misa obligan por encima de todos al presbítero que preside y a quienes se le equiparan, el resto de los fieles tienen también su propio y adecuado modo de participación; pero de ahí a que vivamos un rito frío y seco apegados a las rúbricas y vaciemos de devoción el momento, pues no va…

¡FUERA Y MUY LEJOS! todo lo que sea excéntrico y desproporcionado, todo lo que sea frívola novedad y hasta morbosa actitud de nuestras prácticas de fe, de nuestra devoción particular o de las celebraciones formales, pues así como un rito automatizado nos enfría el corazón, una acción sobrecargada de emoción o de esnobismo, también nos aleja del auténtico sentido de la oración…

JESÚS PUSO EL EJEMPLO del publicano y el fariseo (Lc 9,10-14) para insistir sobre el mejor modo de acercarnos a Dios en la plegaria, y la enseñanza está sobradamente diáfana y concisa: nada de envoltorios inútiles, nada de uniceles contaminantes, nada de cartones sobrados, nada de celofanes hipócritas…

QUIERO CONTARTE TRES chistoretes que te alegren el rato y distiendan el momento que vives, pero como no me acuerdo ni siquiera de dos, pues terminaré contándote sólo uno, pero se debe escuchar con faltas de ortografía: a aquel señor le apodaban “el avión” y no por otra cosa sino porque tenía los labios muy gruesos (¡el labión!), y a su esposa, pues le decía “la viuda” (así no se escribe, sino ¡labiuda!)…

EL DÍA CONQUE INICIAMOS la Cuaresma ya está a la puerta, y lo que hemos dicho sobre los cartones y celofanes, también vale para esos momentos, porque si te vas a preocupar de que la cruz de ceniza quede bonita y lucidora, pero te olvidas de acercarte a  Dios y al hermano, pues ya te podrías poner mil o diez mil cruces y el asunto sigue igual…

QUE SI EL VIERNES de Cuaresma comiste una torta de jamón pero compartiste otra con alguien muy necesitado, pues se constituirá en la mejor abstinencia que hayas hecho, pues te abstuviste de ser indiferente, egoísta, cerrado, tacaño, cicatero y etc…

QUE SI POR ANDAR remediando la dificultad doméstica de tu vecino (¡el lavabo roto, la puerta desvencijada, su sobrino con fiebre, pocos pesos para ir al mercado, y la cisterna vacía!) no pudiste ir a tomar ceniza el miércoles próximo, pues no tengas pendiente, porque Dios verá como auténtica conversión tu ayuda amigable al vecino mucho más que una rutinaria cruz que el rato se te borrará… E

EL GRUPO MUSICAL llamado “Mocedades” (¡qué tiempos Don Porfirio!) hizo sonar unas coplas como las siguientes y que son poesía un tanto doméstica: “Vendo en una cesta el agua, y la nieve en una hoguera, y la sombra de tu pelo cuando inclinas la cabeza”; de modo parecido yo inventaré unos anteojos para ver lo invisible, y que sirvan para oír lo que no se ha dicho, y que ayuden a pensar lo que nadie ha imaginado…