El Papa León XIV pide construir puentes
Su ejemplo nos cuestionará, sus detalles nos moverán a imitarlo, con sus gestos afectuosos nos marcará una pauta que podremos repetir con gusto
EN LA CALIDEZ DE TU HOGAR, ya en directo o diferido, sin duda participaste en la Santa Misa al inicio del pontificado del Papa León XIV, y nuevamente experimentas la cercanía espiritual que nos da la fe, pues aunque la Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, diste de la Ciudad de México aproximadamente 10,250 kms., gracias a la tecnología estamos a unos botones de distancia… LA AVIDEZ DE PERIODISTAS por encontrar, en los rituales propios de estas ceremonias y acontecimientos, detalles que les parecen inusuales, crípticos, estrambóticos y hasta predictivos, ha llenado páginas y pantallas huecas con morbosidad y especulaciones; por buen ejemplo concreto de este mal común, te diré que hubo uno que en las mangas ordinariamente holgadas del roquete que portó el Papa León en su primera bendición, anduvo especulando que si tal signo anticipaba problemas e incertidumbres, ¡hágame Usted el favor!… TE INVITARÉ A MIRAR estos hechos (me refiero al inicio del pontificado) no sólo como información del acontecer -sin duda- histórico, sino también como oportunidad para darle a tu acontecer familiar una dimensión que escape de la rutina, que nos eleve por encima del fastidio de lo ordinario: ¡no te quedes empalagado en el fasto y la ostentosidad, más bien tómalos como plataforma saborear la substancia enorme de tales acontecimientos!… TAMBIÉN TE INVITO a mirar los deshechos (ahora sí me refiero a las necedades del falso periodista) como lo que son: palabras superficiales que nacen de la ignorancia, suposiciones fantasiosas que alimentan la morbosidad, valoraciones insulsas que pretenden ganar atención; toma como pequeño consejo lo siguiente: si te quiere impresionar de modo fácil, ¡seguro es falso!… Y COMO SI FUERAN toros en estampida –muy rápido, pues-, te propongo tres cosas: 1) lo que en verdad es bueno nunca es fácil, 2) lo que en verdad es bello siempre es útil, 3) lo que en verdad es valioso no tiene precio; son propuestas –lo aclaro- que te planteo en la espontaneidad de este día y en rápido de esta página, ¡sácales raíz cuadrada, mastícalas doble, exprime bien sus nutrientes, y si superan la prueba, pues adelante!… EL PAPA LEÓN XIV (aquí viene el 1) sabe perfectamente que su ministerio no será sencillo, que lo más difícil no estará fuera de los muros de la Iglesia, que si nos pide construir puentes es para ir al encuentro de la otra orilla, que siempre será riesgo moverse del propio sitio y que no estamos para quedar estacionados en qué seguridades (y eso mismo aplícalo a tu familia)… ME ATREVO A AFIRMAR (ahora aparece el 2) que sabe muy bien que en los pequeños y grandes detalles que ha mostrado –y así seguirá- hay una belleza que no se queda en mero adorno, que no se agota en cortesía humana ni en diplomacia acartonada, y que busca una utilidad más que circunstancial o convenenciera: su ejemplo nos cuestionará, sus detalles nos moverán a imitarlo, con sus gestos afectuosos nos marcará una pauta que podremos repetir con gusto (y eso mismo aplícalo a tu familia)… NO TENGO DUDA (y finalmente aparece el 3) que nos estará regalando (¡si, de regalo!) lo que Dios mismo le ha concedido desde su origen, lo que ha acumulado como conocimiento, lo que ahora tiene como riqueza por la experiencia, y lo que vendrá como consecuencia de su ministerio: ¡ya estoy esperando un primer documento que marque su papado!, ¡ya estoy a la expectativa de su primer viaje apostólico!, ¡ya se me antoja ver sus encuentros con los poderosos de este mundo para mostrarles el camino de Jesús!, ¡ya se multiplica su cercanía con quien más necesita! (y todo eso hemos de aplicarlo en familia)… POR HOY TERMINO como si estuviera delante del espejo, pues veo que siempre me cuesta escribir algo bueno, que no siempre logro que sea útil y bello, y que compartiendo unas pocas líneas contigo, amable lector, soy el primero en ganar tu atención y aprecio, ¡que no tiene precio!…