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COLUMNA

Ángelus Dominical

Angelus dominical: Los educadores que hay que celebrar en septiembre

Paz y confianza, paciencia y sabiduría: elementos indispensables en toda obra educativa.

1 septiembre, 2019
Angelus dominical: Los educadores que hay que celebrar en septiembre
Angelus Dominical.

YA COMIENZA SEPTIEMBRE y aunque originalmente este mes era el séptimo en el calendario, ahora lo tenemos como noveno; lo mismo sucedió a los que eran el octavo, el noveno y el décimo, que ahora son octubre, noviembre y diciembre; la historia de los meses -que incluye la razón de cómo julio y agosto se “metieron” alterando el orden- se remonta a más de dos mil años y por ahora no diré más al respecto…

A QUIEN TRAIGO entre ceja, oreja y sien, es a un fraile franciscano nacido en Flandes (hoy se le conoce como Bélgica) y muerto en la CDMX; todo parece indicar que cumplió 92 años de edad y llegó a Texcoco en los primeros días de septiembre de 1523; no fue su primer destino Tenochtitlán, pues la ciudad se hallaba en estado muuuuy lamentable: era inconveniente que aquel fraile y sus compañeros arribaran en situaciones sanitarias que tenían como protagonista al mismísimo sarampión…

FUERON CUARENTA Y NUEVE años los que Fray Pedro dedicó a la labor educativa de los indígenas, a procurar su respeto y valoración, a defenderlos de la mano ambiciosa y cínica de conquistadores movidos por la ambición; comenzó por estudiar la lengua náhuatl y con ella sus costumbres y sabiduría, a tal punto que fue considerado como padre y guía de toda la comarca, incluso el sucesor de Fray Juan de Zumárraga –el dominico Alonso de Montufar- solía decir: “el arzobispo no soy yo, sino el hermano lego Fray Pedro de Gante”…

SI CAMINAS POR el Paseo de la Reforma y te topas con el monumento a Cristóbal Colón, encontrarás al ilustre flamenco (Fray Pedro) sentado en el pedestal junto con otros tres frailes, como flanqueando al navegante; y si caminas por la calle de Madero y das la vuelta en la calle que lleva su apellido (Gante), lo encontrarás de pie con una infante indígena, en una escultura que sugiere paz y confianza, que habla de paciencia y sabiduría, elementos que me parecen indispensables en toda obra educativa…

EN EL MES DE la Patria solemos festejar a los héroes decorados por historiadores oficiales y exaltados como para que nos quedemos convencidos que ni sombra hacían aún a plena luz del sol, y solemos olvidar a muchos otros constructores de la historia real y que permanecen bajo el polvo de la ignorancia y/o la indiferencia; unos y otros –es necesario recordarlo- son parte de nuestro pasado…

A LOS POLÍTICOS y “activistas” (¡qué nombre tan curioso les hemos consentido a los alborotadores sociales!) que parecen afirmar que nuestra historia comenzó con el cura Miguel Hidalgo, les recomiendo darse una vuelta por la calle de Guatemala, justo a espaldas de la Catedral, en donde se exponen algunas viñetas que ilustran los diversos pasajes de la historia nacional…

YA SERÍA UN EXCESO pedirles que se asomen al CCEMx (siglas del Centro Cultural de España en México, ubicado en la misma calle) que junto con El Colegio de México son patrocinadores de la obra gráfica que completa y proyecta la “Nueva Historia Mínima de México”; presentar en viñetas el contenido de ese libro, es un intento bueno, atractivo y entretenido de acercarnos a muchos acontecimientos que nos ayudan a entender el presente…

HEMOS LLEGADO –casi sin sentir y con un conocimiento muy sesgado- a una serie de efemérides que seguirán causando escozor y jaquecas: cinco siglos del encuentro de Cortés-Moctezuma (¡ya estamos de lleno en tal!) y dos siglos de la conclusión de la guerra de independencia, cuando realmente el México “actual” inició su vida socio-política sin la intervención directa de España, y bajo el liderazgo del denostado Agustín de Iturbide…

COMO EN TODA FAMILIA que se respete (y toda familia debería ser respetable) también en la historia patria hay acontecimientos que todavía nos duelen y ojalá nunca hubieran sucedido, y se nos antojaría poder borrarlos como por arte de magia pero resulta imposible; de ahí que resulta impropio ignorar el pasado ominoso o exaltar monstruosamente el pasado que juzgamos “glorioso” solo porque está en sintonía con parámetros más decentes…

ME DISCULPARÁS SI la tarea que hoy te dejo resulta un tanto incómoda: ¿qué te parece si revisas el álbum fotográfico familiar y preguntas por los conflictos y metidas de pata de tus antepasados?; ¡hey!, pero lo harás con todo cuidado, sin olvidar que ellos actuaron en un contexto que hoy te resulta lejano y para volver a constatar que “donde quiera se cuecen habas”; sin duda todo esto nos dará mayor prudencia…

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