Aceptemos al nuevo Papa
Jesús, el Buen Pastor, guía a su pueblo con cercanía. Agradecemos a Dios por el nuevo Papa, signo de su misericordia.
MÁS QUE PROVIDENCIAL (¿se puede más?) calificaría yo a este Domingo 4° de Pascua, también llamado domingo “del Buen Pastor”, en razón de la lectura del Evangelio en donde Jesús nos descubre este rasgo propiamente suyo de cercanía con todo el pueblo de Dios: Él es el Verdadero y Buen Pastor… SI BIEN ESCRIBO con algunos días de anticipación esta columna, para esta fecha ciertamente ya conocemos al nuevo Papa, o estamos a unas horas de saber quién es; así que hemos de agradecer a Dios Omnipotente, a Jesucristo Salvador y al Espíritu Santo que nos han dado un regalo tan especial en la persona del Papa, que en la lista total aparece con el número 267… QUE SI ESTÁ MÁS JOVEN, que si es “de avanzada”, que si era más o menos conocido, que no es monedita de oro, que si etcétera y etcétera, es lo de menos: sencillamente ha sido elegido como nuevo Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, Vicario de Cristo en la Tierra, y Pastor de la Iglesia Universal, más otros títulos que hoy me ahorro para que no se gaste mi emoción en fueguitos pasajeros… EN MI CABEZA SALTA de improviso el recuerdo de cuando el Precursor de Jesús (hijo de Zacarías e Isabel) fue llevado para los ritos propios de la imposición de su nombre, se le pregunta a su madre y responde: Se llamará Juan; vienen las objeciones y se le pregunta a su padre que seguía mudo y escribió: Juan es su nombre (Lc 1, 57-66), y tal nombre significa: Dios es misericordioso… ASÍ QUE DOY LA BIENVENIDA al hombre en que Dios nos muestra –una vez más- su misericordia: presidirá a todo el orbe católico y sin duda servirá a tantos hombres y mujeres de buena voluntad, de cualquier otro credo, de esta o aquella condición económica o social, jóvenes incipientes o jóvenes añejos (¡já!), viejitos alegres (los auténticos) y viejitos amargados (los ficticios)… TÓMALO MUY EN SERIO: como bautizados no estamos para construir un club o asociación privada de cuates, o una mutual de puros “cáemebien”, tampoco nos hemos de convertir en bando o partido de “perdonavidas”; Jesús nos dio identidad clara y precisa: luz del mundo y sal de la Tierra… QUE SI EL PAPA es el Pontífice Máximo de la Iglesia, es cierto (título que se remonta al imperio romano), que si el Papa es Jefe del Estado Vaticano también es cierto, que si es un referente político con representantes suyos en casi todas las naciones (172 de 195) es igual de cierto, pero lo central es que responde a una misión que nace de Jesucristo, el Señor: “apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas” (Jn 21, 15-19)… ESPERO QUE NO SEAS TÚ el que le diga a Jesús quién es su oveja y quién no lo es, y no olvides que Él mismo dijo que tiene otras ovejas que no son de este redil (Jn 10,16); te hago la advertencia porque hay quienes se dedican a descartar gratis a quienes no piensan u opinan siempre igual, a quienes del rechazo o desprestigio ajeno hacen deporte como para afirmarse entre los verdaderamente buenos (¡uf!, nada nuevo)… EL SEGUNDO MANDAMIENTO de la ley de Dios dicta: No tomarás el nombre de Dios en vano; y resulta que luego queremos dictarle la plana al mismo Creador, que nos constituimos en sus censores, que le sugerimos (¡y hasta ordenamos!) qué hay que hacer y qué no; ¡es un pecado más feo que lo normal, el que limitemos la infinita misericordia de Dios con nuestras medidas quisquillosas y nuestros esquemas apocados!… JESÚS ES EL BUEN PASTOR, y muy su gusto será que el próximo Papa nos anime al encuentro con todas sus ovejas, las de este redil y las de aquel otro, con las que gozan de cabal salud y las que andan renqueando, con las están fuertes y sanas y las que están flacas y despistadas… AUNQUE A TANTOS no les guste, hay que decirlo de nuevo: la Iglesia es servidora del Reino de Dios, enviada a proclamar la buena noticia a todos los hombres, de todos los pueblos, de todos los tiempos; y que si en una de esas descubrimos vida inteligente en otro planeta, ¡también serán ovejas del mismo y único Buen Pastor! (¡faltaba que fuera menos!)… SÍ, Y CON ESTO TERMINO: el nuevo Papa es para todos, pues en Cristo ya no hay ni judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni varón ni mujer (Gál 3,28), sino que somos todos llamados a su infinita misericordia (Juan es su nombre, ¿o no?)…