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  CULTURA/EN ALIA
EN CAMINO Por JAIME SEPTIÉN*
Al borde dHel abismo
ay un libro indispensable para conocer cómo se fra- gua una guerra de dimen- siones globales. En inglés
se llama 1939: Countdown to war, mien- tras que en español (Tusquets, 2010), Al borde del abismo. Diez días que condu- jeron a la Segunda Guerra Mundial. El texto, breve y contundente es del histo- riador inglés Richard Overy. Su libro no sólo da las claves de lo que pasó entre el 24 de agosto y el 3 de septiembre de 1939, también es una lectura increíblemente certera para comprender la guerra en Ucrania y sus posibles consecuencias.
En el libro de Overy quedan claro que ni Alemania ni Gran Bretaña ni Francia querían una guerra mundial. Hitler alardeó que sólo iba por Polonia, y franceses e ingleses por honrar el acuerdo de prote- gerla. Tampoco hubo un guion perfecta- mente escrito mediante el cual los actores principales lo siguieron al pie de la letra para llevar al mundo al derrumbe total. Pero sucedió así. Y murieron más de 50 millones de personas.
Cambiemos los nombres. Putin por Hit- ler y la OTAN por Francia y Gran Bretaña. Lo que se está jugando en territorio ucranio puede ser el preludio de una hecatombe. Una anotación de Overy con respecto a Hitler mueve a espanto: “Los líderes de- mocráticos no disponían (no disponen) de la simplicidad de la que disfrutan los dic- tadores a la hora de optar por la guerra”. Como Hitler entonces, Putin ha puesto al mundo en cuenta regresiva.
Periodista y director del periódico católico El Observador de la actualidad.
           NZA CON
ESTO PUEDE SER UCRANIA, HOY
Un poema y el drama
de los refugiados
 Por El Observador / Redacción @observacatholic
E l poeta Adam Zagajewski (Lvov, 21 de junio de 1945 – Cracovia, 21 de marzo de 2021), cuando nació, Lvov era territorio polaco (actualmente, es parte de Ucrania). La familia de Za- gajewski emigró cuando él tenía cuatro meses. Estudió en Cracovia y luego, empujado por el régimen comunista, como tantos otros europeos orientales, tuvo en París su residencia, enseñó en Estados Unidos y, finalmente, se esta- bleció en Cracovia desde 2002 hasta su muerte, hace poco más de un año, en plena pandemia. En su poemario Tierra de fuego escribió un poema que bien puede ser el homenaje a los refugiados que por más de seis millones han tenido que abandonar su país por la invasión
de Rusia.
REFUGIADOS
Encorvados por una carga
que a veces es visible, otras no,
avanzan por el barro, o arena del desierto, inclinados, hambrientos,
hombres taciturnos con gruesos caftanes, vestidos para las cuatro estaciones, ancianas con caras llenas de arrugas llevando algo, que puede ser un bebé, una lámpara (familiar),
o quizá la última hogaza.
Esto puede ser Bosnia, hoy,
Polonia en septiembre del 39, Francia (ocho meses después), Turingia en el 45, Somalia, Afganistán, Egipto.
Siempre hay un carro,
o como mínimo un carretón
repleto de tesoros (colchas, tazas de plata,
y el aroma de casa que se evapora rápidamente),
un coche sin gasolina, abandonado en la cuneta, un caballo (será traicionado), nieve, mucha nieve, demasiada nieve, demasiado sol, demasiada lluvia,
y esta inclinación tan característica,
como hacia otro planeta mejor, un planeta que tiene generales con menos ambición, menos cañones, menos nieve, menos viento, menos Historia (este planeta, por desgracia, no existe, sólo existe la inclinación).
Arrastrando las piernas
van despacio, muy despacio al país de Ningún Sitio,
a la ciudad Nadie
en la orilla del río Nunca.
         12 5 de junio de 2022 desdelafemx desdelafe.oficial desdelafe DesdelaFeOficial www.desdelafe.mx
 Foto: ElLG21 en Pixabaya































































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