Page 23 - Impreso
P. 23

 domingo 30 de mayo de 2021
L’OSSERVATORE ROMANO
página 3
 mamente útil para mantener viva en la con- ciencia eclesial la urgencia de caminar con los jóvenes, acogiéndolos y escuchándolos con paciencia, anunciándoles la Palabra de Dios con afecto y energía.[5]
En relación con la celebración de la JMJ a nivel local, este Dicasterio, en el marco de sus competencias,[6] ha elaborado unas O rientaciones Pastorales para las conferen- cias episcopales, los sínodos de las Iglesias patriarcales y arzobispales mayores, las diócesis/eparquías, los movimientos y aso- ciaciones eclesiales, como también para los jóvenes de todo el mundo, para que la “JMJ diocesana/eparquial” se viva plenamente como un momento de celebración “para los jóvenes” y “con los jóvenes”.
Estas O rientaciones Pastorales pretenden animar a las Iglesias particulares a que aprovechen cada vez más la celebración diocesana de la JMJ y a que la consideren una ocasión propicia para planificar y lle- var a cabo de forma creativa iniciativas que muestren que la Iglesia considera su mi- sión con los jóvenes «una prioridad pasto- ral histórica, en la que invertir tiempo, energías y recursos».[7] Es necesario asegu- rar que las generaciones más jóvenes se sientan en el centro de la atención y la preocupación pastoral de la Iglesia. Los jó- venes, en efecto, quieren participar y ser apreciados, sentirse coprotagonistas de la vida y la misión de la Iglesia.[8]
Las indicaciones que siguen tienen en cuenta principalmente las distintas dióce- sis, como ámbito propio de expresión de la Iglesia local. Pero, evidentemente, deben adaptarse a las diferentes situaciones que vive la Iglesia en diversas regiones del mundo, en los casos en que, por ejemplo, las diócesis/eparquías son pequeñas y con pocos recursos humanos y materiales a su disposición. En estos casos concretos, o cuando se considere pastoralmente conve- niente, es posible que circunscripciones ve- cinas o superpuestas se unan para celebrar la Jornada de los jóvenes entre varias cir- cunscripciones, o a nivel de región eclesiás- tica, o a nivel nacional.
3. La celebración de la JMJ a nivel local en la solemnidad de Cristo Rey
Al término de la celebración eucarística en la solemnidad de Cristo Rey, el 22 de no- viembre de 2020, el papa Francisco quiso relanzar la celebración de la JMJ en las Igle- sias particulares y anunció que, a partir de
2021, esta celebración, que tradicionalmen- te se vivía en el Domingo de Ramos, se ce- lebrará en el domingo en el que tiene lugar la solemnidad de Cristo Rey.[9]
A este respecto, recordamos que san Juan Pablo II, en la solemnidad de Cristo Rey de 1984, convocó a los jóvenes a un en- cuentro con motivo del Año Internacional de la Juventud (1985), que -junto con la convocatoria del Jubileo de los Jóvenes en el Año de la Redención (1984) – marcó el inicio del largo camino de las JMJ: «En esta fiesta [...] – dijo – la Iglesia anuncia el Rei- no de Cristo, ya presente, pero todavía en misterioso crecimiento hacia su plena ma- nifestación. Vosotros, los jóvenes, sois por- tadores insustituibles de la dinámica del Reino de Dios, la esperanza de la Iglesia y del mundo». Esta fue, pues, la génesis de las JMJ: el día de Cristo Rey, se invitó a los jóvenes de todo el mundo «a venir a Roma para un encuentro con el Papa al comienzo de la Semana Santa, el sábado y el domin- go de Ramos».[10]
De hecho, no es difícil ver el vínculo entre el Domingo de Ramos y Cristo Rey. En la celebración del Domingo de Ramos, se re- cuerda la entrada de Jesús en Jerusalén co- mo la de un «rey manso y montado sobre una asna» (Mt 21,5) y aclamado como Me- sías por la multitud: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» (Mt 21,9). El evangelista Lucas añade explícitamente el título de “Rey” a la aclamación de la multitud de “el que vie- ne”, subrayando así que el Mesías es tam- bién Rey, y que su entrada en Jerusalén re- presenta en cierto sentido una entroniza- ción real: «¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor!» (Lc 19,38).
La dimensión real de Cristo es tan impor- tante para Lucas, que aparece desde el principio hasta el final de la vida terrenal de Jesucristo y acompaña todo su ministe- rio. En la Anunciación, el ángel profetiza a María que el niño que ha concebido recibi- rá de Dios «el trono de David, su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin» (Lc 1,32-33). Y en el momento dramático de la crucifixión, mientras los otros evangelistas se limitan a mencionar los insultos de los dos crucifica- dos a ambos lados de Jesús, Lucas presenta la conmovedora figura del “buen ladrón” que desde el patíbulo de la cruz reza a Je- sús diciendo: «Acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino» (Lc 23,42).
Las palabras de acogida y de perdón que Jesús pronuncia en respuesta a esta súplica dejan claro que es un Rey venido a salvar: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43).
Por lo tanto, el fuerte anuncio que debe di- rigirse a los jóvenes y que debe estar en el centro de toda JMJ diocesana/eparquial que celebre el día de Cristo Rey es: ¡Acojan a Cristo! ¡Denle la bienvenida como Rey en sus vidas! Es un Rey que vino a salvar. Sin Él no hay verdadera paz, ni verdadera reconciliación interior, ni verdadera recon- ciliación con los demás hombres. Sin su Reino, incluso la sociedad pierde su rostro humano. Sin el Reino de Cristo desaparece toda verdadera fraternidad y toda auténti- ca cercanía a los que sufren.
El papa Francisco recordó que, en el centro de las dos celebraciones litúrgicas, Cristo Rey y el Domingo de Ramos, «permanece el Misterio de Jesucristo Redentor del hombre...».[11] El núcleo del mensaje, pues, sigue siendo que la grandeza del hombre proviene del amor que sabe entregarse a los demás “hasta el final”.
La invitación, por tanto, para cada dióce- sis/eparquía es celebrar la JMJ en la solem- nidad de Cristo Rey. En efecto, el deseo del Santo Padre es que, en este día, la Igle- sia universal ponga a los jóvenes en el cen- tro de su atención pastoral, rece por ellos, realice gestos que hagan a los jóvenes pro- tagonistas, promueva campañas de comu- nicación, etc. Lo ideal sería organizar un evento (diocesano/eparquial, regional o nacional) el mismo día de Cristo Rey. Sin embargo, por diversas razones, puede ser necesario celebrar el evento en otra fecha. Esta celebración debe formar parte de un camino pastoral más amplio, en el que la JMJ es sólo una etapa.[12] No por casuali- dad, el Santo Padre hace hincapié que «la pastoral juvenil solo puede ser sinodal, es decir, conformando un caminar jun- tos».[13]
4. Puntos clave de la JMJ
En el transcurso del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discer- nimiento vocacional”, varias intervencio- nes de los Padres Sinodales se refirieron a la Jornada Mundial de la Juventud. En es- te sentido, el Documento Final dice: «La
SIGUE EN LA PÁGINA 4
 














































































   21   22   23   24   25