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/ TEMA DE PORTADA
  Estos seminaristas se
unieron a sus comunidades en la remoción de escombros y la entrega de comida.
Por Roberto Alcántara Flores @editordesdelafe
SE SABE QUE DETRÁS DE UNA PELOTA siem- pre viene un niño, por eso, cuando Juan Carlos y su compañero encontraron la muñeca debajo de una gran piedra, pen- saron que probablemente la dueña estaría cerca. Minutos después, los rescatistas hallaron el cuerpo sin vida de la pequeña en el edificio de Petén y Zapata. Al recor- darlo, al seminarista Juan Carlos todavía se le corta la voz. “Eso me pegó mucho – recuerda–. Eran como las tres de la mañana cuando ocurrió”.
Tras el sismo decenas de seminaristas del Conciliar de México, ubicado al sur de la Ciudad de México, obtuvieron el apoyo de sus formadores para auxiliar en la emer- gencia. Algunos corrieron al Colegio Réb- samen –pues habían visto desde las canchas del Seminario Menor el polvo que
se levantaba tras el derrumbe de la escue- la–. Otros más se trasladaron como pudie- ron a San Gregorio, en Xochimilco, al Multifamiliar de Tlalpan o a Santa Cruz Atoyac.
“Todos íbamos con sotana –recuerda Mario Velázquez, quien también colaboró en las labores de rescate de dicho inmue- ble–. En el lugar había mucha gente, y pensamos que sólo íbamos a estorbar, pero entonces nos dimos cuenta que las que estorbaban eran las sotanas; nos las qui- tamos y movimos escombros”.
Para Axel Villegas la ropa no fue impe- dimento; al contrario. “Cuando llegué al Rébsamen ya había mucho apoyo y no nos dejaban entrar, pero al ver que éramos seminaristas, la gente comenzó a gritar que nos dejaran pasar. Había en ese momento una gran necesidad de Dios”, dice.
Eduardo Juárez es originario de Veracruz y vivía en la Parroquia de San Bernardino de Siena, Xochimilco. Tras el sismo, sus formadores pidieron a algunos seminaris- tas que regresaran a sus comunidades. “Cuando llegué, encontré la parroquia, mi casa, destrozada, dañada –respira hondo– pero tuve que sacar fuerzas para seguir adelante. Comenzamos a organizarnos para repartir comida en las chinampas, y ter- minábamos a las tres o a las cuatro de la
mañana”.
Octavio Morat re-
cuerda particularmente los ríos de jóvenes con palas, botes, martillos, cinceles, que inundaron las calles. Pero lo re- cuerda con tristeza, pues dice, “yo no tenía el valor de apoyar así, y se me quebraba el co- razón. Llegué al Semi- nario llorando, y me puse a rezar por todos ellos”.
En los días posterio-
res al sismo, la Iglesia se
mantuvo cerca de los
familiares de las vícti-
mas del Colegio Rébsa-
men. El párroco de la
iglesia de Nuestra Seño-
ra del Carmen y San
José, en la colonia Prado Coapa, dio aten- ción en el sitio a los papás de los niños fallecidos. De igual forma, los siguientes días se realizaron Misas por su eterno des- canso. Entre los padres de familia se generó gran solidaridad, son personas que viven unidas el dolor de la tragedia”, aseguraba el sacerdote.
 Encontré mi parroquia destrozada, pero tuve que sacar fuerzas para seguir adelante y ayudar”
      Los ‘héroes con sotana’ del 19-S
EDUARDO
JUÁREZ, SEMINARISTA.
    8 19 de septiembre de 2021 desdelafemx desdelafe.oficial desdelafe DesdelaFeOficial www.desdelafe.mx








































































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