La Iglesia celebra la Presentación de la Virgen María en el templo cada 21 de noviembre, y esta fiesta litúrgica parte de una tradición no bíblica pero que fue rescatada en uno de los Evangelios Apócrifos llamado el Protoevangelio de Santiago, cuyo supuesto autor fue el hijo de Zebedeo.
La Presentación de la Virgen María en el Templo, también conocida como la Fiesta de la Presentación de María, es una celebración cristiana que conmemora el relato apócrifo sobre la presentación de la Virgen María en el Templo de Jerusalén cuando era una niña.
La historia no se encuentra en la Biblia, pero se deriva de textos apócrifos y tradiciones cristianas. Según la leyenda, los padres de María, Ana y Joaquín, la presentaron en el Templo cuando era una niña pequeña como un acto de dedicación a Dios. María vivió en el Templo, dedicándose a la oración y al servicio divino hasta que llegó a la edad apropiada para casarse con José.
El documento se refiere a la vida de María hasta el nacimiento de Jesús y las maravillas que lo acompañan, la matanza de los Santos Inocentes y el martirio de Zacarías, y el relato cierra con un epílogo.
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El Protoevangelio de Santiago, también conocido como el Evangelio de Santiago, el Nacimiento de María o el Libro de Santiago, es un texto apócrifo que narra eventos relacionados con la vida de la Virgen María y la infancia de Jesucristo. El término “protoevangelio” significa “primer evangelio” o “evangelio primitivo”.
Aunque lleva el nombre de Santiago, el autor no es el apóstol Santiago sino más bien un escritor anónimo. Se cree que fue compuesto en griego en el siglo II d.C. y posteriormente fue traducido a varios idiomas.
Este texto escrito en griego y que no es posterior al siglo IV fue estudiado en la antigüedad por San Pedro de Alejandría y San Gregorio de Nisa.
“al cumplir un año la niña, dijo Joaquín –su padre- un gran banquete, invitando a los sacerdotes, a los escribas, al sanedrín y a todo el pueblo de Israel, y presentó a la niña a los sacerdotes quienes la bendijeron con estas palabras: Bendice a esta niña y dale un nombre glorioso y eterno por todas las generaciones, a lo cual respondió todo el pueblo: Así sea, amén.”
“al llegar a los dos años, dijo Joaquín a Ana: Llevémosla al templo del Señor para cumplir la promesa que hicimos, no sea que el Señor nos la reclame y nuestra ofrenda resulte ya inaceptable ante sus ojos… y al llegar a los tres años, dijo Joaquín: llamad a las doncellas ebreas que están sin mancilla y tomen sendas candelas encendidas para que la acompañen, no sea que la niña se vuelva atrás y su corazón sea cautivado por alguna cosa fuera del templo de Dios, y la recibió el sacerdote, quien, después de haberla besado, la bendijo y exclamó: el Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones, pues al fin de los tiempos manifestará su redención a los hijos de Israel. Entonces la hizo sentar sobre la tercera grada del altar. El Señor derramó gracia sobre la niña, quien danzó con sus piecesitos, haciéndose querer de toda la casa de Israel.”
“Bajaron sus padres, llenos de admiración, alabando al Señor, porque la niña no se había vuelto atrás, y María permaneció en el templo como una palomita, recibiendo alimento de manos de un ángel.”
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