La inauguración del Centro de Peregrinos de Magdala, celebrada el pasado 24 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey, no debe entenderse como una meta, sino como “el inicio de una hermosa experiencia para ayudar a mucha gente a encontrar luz, paz, consuelo, pero sobre todo, el amor de Dios”.
Así lo considera el sacerdote Juan María Solana, director del Proyecto Magdala, un complejo en Tierra Santa conformado por una zona arqueológica que revela cómo era la vida en el Mar de Galilea en tiempos de Jesús, y el recién inaugurado Centro de Peregrinaciones, con 160 habitaciones y espacios de oración, meditación y reflexión.
En una escala del uno al diez, de lo que el padre Solana tiene vislumbrado para Magdala, actualmente el proyecto se encuentra en el número seis, pues aún hace falta terminar de construir el restaurante, toda vez que el que se tiene es provisional, pero también un Visitor’s Center y una Casa para Sacerdotes, cuyas primeras piedras fueron bendecidas justamente en el marco de la inauguración de la Casa de Peregrinos.
Sobre el Visitor’s Center, el padre Solana tiene muy clara una frase que en una ocasión escuchó: “Las piedras no hablan”, y es por ello que este centro busca ser un espacio interactivo para que los peregrinos puedan entender mejor el significado de la Tierra Santa en general, y de Magdala en particular.
El objetivo –detalla– es que las personas que visiten Magdala no se queden sólo con las explicaciones de las cédulas informativas, sino que puedan mejorar significativamente su experiencia en el lugar, “conociendo mejor la Tierra Santa, pero sobre todo, teniendo un encuentro con Cristo vivo”.
En torno a la Casa de los Sacerdotes, explicó que si bien en un primer momento se tenía pensada para la comunidad de los Legionarios de Cristo, ésta se está proyectando lo suficientemente grande para ofrecer hospitalidad también a cualquier sacerdote que quiera vivir en este lugar un tiempo de fraternidad, de descanso o de renovación.
Cabe mencionar que, como una primera meta, el padre Solana se ha propuesto llevar a Magdala un promedio de mil sacerdotes al año con estos fines.
Pero para que la experiencia de Magdala sea integral, también ha pensado en una serie de programas, aunque para llevarlos a cabo al cien por ciento es necesario tener funcionando los dos proyectos anteriores, a fin de generar los recursos necesarios.
Entre los programas que el sacerdote mexicano tiene en mente –algunos de los cuales ya se realizan, aunque el objetivo es impulsarlos aún más– están: Teología del Cuerpo, Voluntariado, Jóvenes, Renovación del Ministerio Sacerdotal, Sanación Espiritual, Seminarios sobre Arqueología Judeo-Cristiana y Renovación Matrimonial. Todos ellos buscan ser catalizadores para la renovación y la reconciliación.
Además de esto, el padre Solana trabaja ya en una idea para construir también un centro de hospedaje para “mochileros”; es decir, personas que gustan de viajar por todo el mundo de manera económica; así como un anfiteatro, de gran capacidad, con vista del Mar de Galilea, con el objetivo de que grupos grandes puedan reunirse ahí a reflexionar sobre la vida de Jesús en estas tierras santas.
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