En mi experiencia de escucha en Chile y España, aprendí que una de las primeras cosas que hay que hacer al iniciar un acompañamiento a un superviviente de violencia sexual, aparte de creerle, es tratar de desculpabilizarle.

Existe una gran posibilidad de que la víctima se sienta culpable, que juzgue a su niño interior que no supo defenderse; tal vez se pregunte: “¿Por qué no grite?” o “¿Por qué no salí corriendo?” o ¿Cómo no me di cuenta de que aquello era malo?”. Pero lo que está juzgando, lo hace desde su conciencia de adulto. Así, desculpabilizar es una manera de ayudar a perdonar a ese niño interior, a ese ser que no tenía el modo de escapar de aquella situación. Y es que algunas víctimas, niños y adultos, vivieron un proceso de grooming: fueron manipulados y atrapados mediante la culpabilidad, lo que no les permitió salir de esa relación.

Resulta importante ayudar a entender que la culpa se hace visible en distintos momentos del proceso de sanación:

  1. ¿Por qué lo permití? A veces las víctimas experimentan cierto placer físico y piensan que colaboraron con un grado de complicidad. Pero no es así, simplemente el cuerpo respondió ante un estímulo, lo que no significa que hubo consentimiento.
  2. ¿Debí hablar? La culpa hace sentir a la víctima que si se rompe el silencio las consecuencias serían devastadoras para la familia; que ésta quedaría cuestionada socialmente y que la revelación del secreto perturbaría la estructura familiar.
  3. ¿Lo que sucedió fue mi responsabilidad? La culpa es el sentimiento que el agresor transfiere a la víctima para liberarse de su responsabilidad y ponerla en ella. Los agresores suelen ser muy hábiles en ese sentido.

Así pues, un proceso de acompañamiento debe consistir en mostrarle a la víctima o superviviente los efectos de la culpa, con la intención de aliviar o procesar la angustia producida por el abuso, para que la resignificación de su historia le ayude a entender que se está escribiendo una nueva historia sobre tablas de salvación.

P. Luis Alfonso Zamorano

Docente del Diplomado en Safeguarding de la Pontificia Università Gregoriana. Acompañante espiritual de víctimas de violencia sexual.

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