En la mayoría de las culturas antiguas el ejercicio del poder de los gobernantes ha sido relacionado con facultades o características especiales. El inicio de su función como rey ha estado marcado por un rito que manifiesta las facultades especiales del soberano.
En el Antiguo Testamento se testimonia el rito de elección divina de los gobernantes por medio de la unción, los dos primeros reyes de Israel, Saúl y David, fueron ungidos por Samuel a petición de Dios (1S 9,25-10,1; 16,1-12).
El sucesor de David, su hijo Salomón también fue ungido por un profeta, Natán, en el torrente Cedrón y ascendió desde allí a la ciudad de Jerusalén en la mula de su padre para tomar posesión como nuevo rey sobre las doce tribus de Israel (1Re 1,21-48).
Así supo todo el pueblo quién era el nuevo y legítimo rey. Los signos del rito manifestaban, es decir eran una Epifanía del sucesor elegido.
En otros pueblos, como el egipcio, se hacía pasar a los nuevos gobernantes por ritos mortuorios y se volvían a manifestar ya revestidos con todo esplendor y a partir de este momento ya no eran considerados como simples mortales.
La fiesta de la Epifanía del Señor se conoce así porque contiene los rasgos de manifestación de un Mesías, aunque no directamente ligadas al gobierno de Jerusalén. En los tres regalos de los Reyes Magos suele verse este simbolismo de quién y para qué se manifestó Cristo.
En primer lugar, la mirra como perfume que unge muestra a Jesús como el Mesías y, en otro sentido, manifiesta su condición mortal y el papel decisivo que su muerte tiene en el plan de la Salvación. En segundo lugar, el oro reconoce su dignidad regia, el descendiente de David prometido por los profetas. Y el incienso manifiesta su condición divina, se trata del verdadero Hijo de Dios, Dios entre nosotros.
No se identifica con ningún rito precedente dentro o fuera de Israel, pero sus rasgos son comparables con esos. En este momento de la historia Jesús no reclama su carácter regio, ni siquiera frente a Pilatos reclamó ser el rey de Israel, más bien le dijo que su Reino no era de este mundo.
En la Epifanía, Jesús es reconocido por los paganos en previsión de los alcances que tuvieron su Muerte y Resurrección.
La Epifanía del Señor se celebra tradicionalmente el 6 de enero. En México la celebración es el domingo que cae entre los días 2 y el 8 de enero, sin embargo, en este país la religiosidad popular a los Reyes Magos se les sigue celebrando el 6 de enero con el nombre popular de Fiesta de los Reyes Magos.
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