Cultura Bíblica

¿Por qué identificamos al Espíritu con el viento?

Del santo Evangelio según san Juan: 20, 19-23

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”. Palabra del Señor

Reflexión:

En el Evangelio que leemos este domingo de Pentecostés, se hace referencia a que Jesús sopló sobre los discípulos y estos recibieron el Espíritu Santo. También en la primera lectura de este día proveniente del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 2,1-11) se nos dice que se oyó un fuerte ruido, como cuando sopla el viento. 

Con ello se nos manifiesta la gran afinidad simbólica que existe entre el viento y el Espíritu Santo. El antecedente más notable desde el Antiguo Testamento sobre esta afinidad simbólica es el uso de la palabra “ruaj”, que en su sentido físico indica viento y en su sentido abstracto significa espíritu. En el primer relato de la creación dice, durante la primera jornada, que “el espíritu de Dios (un viento de Dios) aleteaba por encima de las aguas” (Gn 1,2). Dentro del contexto indica que Dios está por encima del caos, el abismo y la confusión que reinaban en un primer momento. Poco a poco, día a día, Dios va ordenando ese caos, pone límites y ciclos a todo, y así surge la vida vegetal, animal y finalmente el ser humano.

El Espíritu no es una persona

Desde la perspectiva del Antiguo Testamento el Espíritu no es una persona de la Santísima Trinidad, más bien hablamos de una característica o forma de presencia de Dios que puede comunicar a los hombres, para que estos influyan en el caminar del pueblo. Tal es el caso del don del espíritu de Dios a Moisés y de éste a setenta y dos ancianos para que pudiera gobernar correctamente al pueblo (Nm 11,16-30). En algunas ocasiones el espíritu designa un conjunto de carismas o dones que hacen poderoso a un profeta, como cuando Eliseo pide a Elías que, como herencia, le deje dos porciones de su espíritu (2Re 2,9). A pesar del uso simbólico del viento para indicar presencia divina, la intensidad de este viento no es garantía de la presencia de Dios, como cuando Elías espera la manifestación de Dios en el Horeb y Dios no estaba en el torbellino, sino cuando vino una suave brisa (1Re 19,11-14). Por lo que respecta al soplo es un signo eminentemente creacional. Dios sopló al ser humano su aliento de vida (Gn 2,7). Jesús, como nuevo creador, insufla en sus discípulos el Espíritu Santo.

Frase: Existe una gran afinidad simbólica entre el viento y el Espíritu Santo.

Más del autor: ¿Cuál es el origen del miedo y la cobardía? ¡Jesús lo dijo!

Mons. Salvador Martínez

Entradas recientes

3 consejos para que los jóvenes aprendan a defender su fe

En medio de la persecución religiosa que se ha intensificado en varios países, el teólogo…

5 horas hace

La aguja y el camello

“La vida es una serie de calamidades. Hay quien siendo rico no es feliz, y…

9 horas hace

¿Qué pasa cuando un sacerdote se suicida?

Dios, en su infinita misericordia, espera hasta el último momento el arrepentimiento de quien atentó…

10 horas hace

La fe en el mercado

“¿Qué sería el hombre sin las palabras?” La respuesta es: nada

10 horas hace

¿Cómo encontrar el sentido de tu vida? 4 claves que te pueden guiar

Dios te pensó para algo. Fortalece tus lazos, sirve, comparte tus talentos y encuentra sentido…

10 horas hace

Gentrificación: ¿Manifestación o provocación?

Hoy más que nunca las diferencias deben ser aquello que nos impulse a ser mejores…

11 horas hace

Esta web usa cookies.