Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: “Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis.” Ya os lo he dicho.” Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: “¡Dios os guarde!” Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: “No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.”
El día de hoy nos preguntamos ¿Por qué san Mateo, el evangelio más conocedor del judaísmo, insiste en los encuentros de Jesús resucitado con los suyos en Galilea?
Los relatos del hallazgo del sepulcro vacío se encuentran en todos los evangelios. Pero el que con mayor rapidez nos habla de apariciones personales de Jesús es san Mateo. En efecto, como lo leímos hoy, las mujeres apenas iban de regreso a casa cuando Jesús se les apareció. Otro elemento característico de San Mateo es la insistencia en que Jesús iría delante de los discípulos a Galilea y que allí los discípulos lo verían de nuevo. Aquí nos surge una pregunta ¿Por qué el evangelio que más insiste en las costumbres judías es el que más insiste en que Jesús resucitado será visto en Galilea? El centro de la religiosidad judía era el Templo de Jerusalén.
Leer: ¿Qué es el Domingo de Resurrección o Fiesta de la Pascua?
Ciertamente, desde los tiempos del destierro en Babilonia (siglo 6° aC), los judíos habían desarrollado oraciones y rituales que se celebraban en las casas y en centros de reunión comunitaria distintos al Templo de Jerusalén.
Pero el culto, público y propiamente dicho, que ofrendaba el pueblo a Dios solamente se podía celebrar en el Templo de Jerusalén. Con estas referencias de Galilea, el autor sagrado parece darnos a entender que la resurrección de Cristo es un acontecimiento que traslada el centro de la fe.
San Lucas en su Libro de los Hechos de los Apóstoles, ciertamente da una importancia grande a Jerusalén, Jesús manda decir a los discípulos: “no se alejen de Jerusalén hasta que se cumple el don de la promesa del Padre” referido a Pentecostés, el don del Espíritu Santo.
En cambio, San Mateo desde los primeros mensajes da el lugar a Galilea como el espacio universal, donde tanto judíos como paganos tendrán acceso a la salvación ofrecida por el Señor Jesús. Esto lo encontramos comprobado en el último pasaje que cierra el evangelio de San Mateo (Mt 28,16-20) y que es el encuentro de Jesús resucitado con los discípulos en un monte de Galilea.
En este encuentro último Jesús envía a sus amigos a predicar la fe y a bautizar a todas las personas que creyeran en Él. Cada celebración de la Pascua cristiana se convierte en un llamado a Galilea, a ir más allá de lo conocido, lo establecido y mirar por la salvación de todos los hombres.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.