Convicciones

La posición de la Iglesia ante la violencia

A partir de documentos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), de declaraciones de obispos, superiores de órdenes y congregaciones religiosas, sacerdotes y religiosos, queda claro que la Iglesia tiene una posición sobre la realidad de la inseguridad que se vive en el país.

Si bien el material producido por los sectores eclesiales sobre el tema es escaso, más todavía ante la dimensión de la violencia histórica que ahora se vive en el país, a partir de estos textos y declaraciones se puede concluir:

  • Hay un diagnóstico claro de la situaciones de la violencia que se muestra en el número de homicidios y desaparecidos. Los de la Iglesia son datos que se corresponden con las estadísticas oficiales y de estudiosos del tema.
  • Se asegura que el gobierno, en sus tres ordenes de gobierno, no tiene una estrategia, para hacer frente a la inseguridad o que está no da resultados y hay evidencia de su fracaso.
  • Se reconocen los efectos de la violencia y el dolor de la sociedad en particular de los cientos de miles de familias que han perdido a alguno de sus seres queridos. Se es consciente del desamparo de viudas y huérfanos y de la migración interior forzada.

Lo que también es cierto es que los diversos sectores eclesiales no están presentes en la denuncia permanente de la violencia que se ha producido en este sexenio, que es, con mucho, la peor en la historia moderna de México.

Ante esta realidad surge la pregunta: ¿Por qué la Iglesia no insiste en la denuncia sobre la realidad dramática de la violencia y el fracaso de la actual estrategia gubernamental, para hacerle frente?

La posición de la Iglesia no es por insensibilidad, descuido o por miedo al poder. Derivó de conversaciones con sacerdotes y religiosos que es por la “prudencia”, que ahora se exige de la institución.

En su versión no conviene denunciar la violencia y el fracaso de la estrategia del gobierno porque de inmediato el presidente López Obrador, desde su mañanera, reacciona de manera agresiva en contra de la Iglesia.

Esto alimenta la polarización y crea confusión entre los fieles católicos que son afines al mandatario. En esta lógica, lo que toca a la Iglesia es la prudencia, que se traduce en callar, para no provocar la reacción visceral del presidente en contra de los obispos, sacerdotes y religiosos.  

Pienso que la posición de prudencia ante los más de 160 000 homicidios que van en el sexenio y la existencia de más de 100 000 desaparecidos no corresponde al papel que la Iglesia debe desempeñar. Su misión no es callar y sí señalar lo que está mal y no debe ser. No importa el costo a pagar.

Más articulos del autor: Una conversación con Javier Campos y Joaquín Mora, los jesuitas asesinados

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

Rubén Aguilar

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.

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