En los últimos días hemos sido testigos de una nueva polarización en las redes sociales en torno al movimiento nacional #UnDíaSinNosotras #UnDíaSinMujeres.
Crece el trigo y la cizaña y mucha confusión. Las voces, incluso dentro de la misma Iglesia parecen enfrentadas. Al leer todo lo que se comenta, resulta afectivamente imposible mantenerse ajeno.
Ayuda hacer el ejercicio de darnos cuenta de todos los sentimientos que están brotando en torno al tema. Hay que nombrarlos sin juzgarlos.
Leer: La CEM apoya la iniciativa #UnDíaSinNosotras
Pero hablemos del origen del problema:
El 66.1% de las mujeres en México han enfrentado violencia alguna vez en su vida. El 43.9% ha enfrentado agresiones de su esposo o pareja. En el año 2018 fueron asesinadas 3,752 mujeres. [1] De enero a septiembre de 2019 fueron asesinadas 2,833 mujeres. Se investigan como feminicidio 726 muertes.
En enero de 2015 existieron 32 feminicidios en México, en el mismo mes en 2020 se reportaron 72 casos de feminicidios, de entre las 247 mujeres asesinadas en este primer mes del año.[2]
Homicidio y feminicidio no son lo mismo. El primero es un crimen que quita la vida a un hombre o a una mujer. El feminicidio, es quitar la vida a una mujer por razones de género.
Es verdad que han muertos más hombres que mujeres víctimas de la violencia, pero también es verdad que muy pocos hombres han muerto asesinados por mujeres, por motivos ligados al género, o que hemos experimentado el nivel de inseguridad que ellas están viviendo. Todo lo anterior no quiere decir que la muerte de hombres no sea importante, toda muerte violenta es un escándalo, toda violencia es una llamada a la acción.
Los obispos mexicanos señalaron: “Nos duele profundamente la violencia contra la mujer, que se ha expresado en un nuevo y agresivo rostro visible ante nuestros ojos, en una forma tan cruel que genera desconcierto, dolor, amargura, tristeza, llanto, indignación, impotencia y muchos deseos de venganza”. [3]
Leer: ¿Un día sin nosotras?
Las mujeres, de entre todas las víctimas de la violencia en México se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad sólo por el hecho de ser mujer. Tienen muchas razones para tener miedo y para exigir seguridad y justicia.
El clamor de las mujeres parece no ser escuchado, las autoridades actuales y pasadas, en todos los niveles de gobierno no han podido ofrecerles seguridad y justicia. Los hombres parece ser que no hemos entendido que muchas de nuestras prácticas comúnes las violentan y las exponen. Esto, en todo tipo de institución, incluso en la Iglesia.
Las mujeres exigen sentirse seguras y respetadas, entre otras muchas cosas.
Pero hemos visto afirmaciones que se extienden como cizaña, por ejemplo: Las organizadoras son feministas, y en tanto feministas son abortistas, y en tanto abortistas -dado que éste es el primer feminicidio que existe-, no tienen derecho a reclamar. La lista de temas que se han colgado al tema central es larga.
Según las teorías manipulativas de las redes sociales, si yo quiero lograr mi objetivo manipulador, debo tocar las fibras afectivas ligadas a los deseos y a los miedos. Una vez enredados afectivamete, se activan nuestros discursos ideológicos, corremos a las trincheras, nos agrupamos y comenzamos a lanzar nuestros ataques más violentos, porque nos sentimos heridos y amenazados en cosas que nos importan, como sería el tema del aborto, pero que no es el tema central.
Cuando caemos en la trampa, nos distraeos y dejamos de pensar el problema central y la capacidad de actuar. Crece la violencia y nos hundimos en la espiral de un infierno dantesco de violencia. Clara estrategía del “tentador”.
Reconociendo nuestros sentimientos, propongo mirar el problema inicial. Escuchemos todas las voces e encontremos en ellas lo fundamental. Preguntémonos, si Jesús estuviera en mi lugar ¿qué haría?, ¿qué diría? Y dialoguemos con los demás.
Renunciemos a las trincheras. Si decides participar de la acción propuesta para el día 9 de marzo, adelante. Quien decide no hacerlo también debe ser respetado. Vamos tratando de mirar sin enjuiciar, tratemos de ser creativos para construir lo que todos queremos: JUSTICIA Y PAZ.
*El autor es médico, jesuita, maestro en filosofía social, licenciado en ciencias religiosas y estudioso de la teología moral. Puedes seguirlo en Twitter aquí.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
[1] INEGI, Comunicado de Prensa núm. 592/19 (Noviembre 2019) https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2019/Violencia2019_Nal.pdf
[2] Secretaria de Seguridad y Protección ciudadana. 31 de enero 2020. https://drive.google.com/file/d/1hw2AigR2cNG2kAJbpUcCm_t3OdJYK1xV/view
[3] Mensaje de los Obispos de México a Propósito de los Recientes Feminicidios. https://cem.org.mx/prensa/2778-Mensaje-de-los-Obispos-de-México-a-Propósito-de-los-RecientesFeminicidios.html?fbclid=IwAR3YloQXMyC0j_Svx0ltnsPUcG4HCvof8Tac-k9ZbXmW5pE9C4jEvgG_TyI
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