Si hubieran existido redes sociales hace dos mil años, Jesús habría sido un influencer. Hoy, evocamos el poder de sus palabras como base para lograr tantos seguidores que propagaron su mensaje por todo el mundo… y por todos los tiempos. Escucharlo encaminaba a los demás al bien.

Siglos después, en plena era digital, es posible abstraer ese ejemplo y reflexionar sobre el uso de internet como la útil y práctica herramienta que es, cuando se le aprovecha con responsabilidad y conciencia sobre los riesgos que en ella habitan.

Lamentablemente, mientras la tecnología nos permite hacer cosas cada vez más increíbles como jugar videojuegos con personas de todo el mundo, chatear en un live con la celebridad que admiramos, trabajar de manera remota o mantener contacto con la familia más allá de las fronteras, también los delincuentes han encontrado caminos para ponernos trampas.

Sólo por mencionar un caso: los gamers. Existen perfiles falsos sembrados en los videojuegos de moda, como Free Fire, que interactúan con las y los menores para recabar información personal, ofrecerles la “ayuda” y “comprensión” que no tienen en su hogar y, finalmente, atraerlos a encuentros que terminan en delitos como secuestro, explotación laboral o sexual.

Seamos realistas: no podemos parar el mundo ni aislarnos de todas las posibilidades que ofrecen las redes y la web; prohibir a las y los menores de nuestro entorno jugar en línea o tener un smartphone hace mucho que tampoco es opción. Lo mejor que podemos hacer ahora es prevenir a través de información oportuna.

Es recomendable hablar en familia de lo bueno y lo malo que hay en línea. Llamar a las cosas por su nombre, interesarnos en lo que consumen nuestras hijas e hijos y escucharles sin juicios, para estimular su confianza. También, darnos a la tarea de encontrar a los influencers positivos, como Baruc Chapa, un joven de 18 años que todos los días utiliza su cuenta de TikTok para reunir a miles de personas en el rezo del Rosario.

Las relaciones familiares y amistosas sólidas en el mundo material son otro elemento esencial para disminuir la vulnerabilidad en el espacio virtual: la ciberseguridad empieza en casa.

Si necesitas orientación sobre los riesgos de las redes e internet, cuenta con el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México; tenemos talleres gratuitos para papás, mamás, escuelas y espacios comunitarios. Puedes solicitarlos través de la Línea de Seguridad y Chat de Confianza, 55 5533 5533, que funciona 24/7 y para todo el país.

Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

 

 

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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