Hace unos días, la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutió un proyecto que proponía la legalización del aborto en el Estado de Veracruz. Tras la reunión en la Primera Sala, cuatro de cinco ministros rechazaron el proyecto, respetando la soberanía del Estado y rechazando así el aborto.
Fue un día lleno de emociones para los provida. Sucedió lo inimaginable: habían aires de victoria, algunas lágrimas cargadas de sorpresa y un gesto enorme de agradecimiento por el momento que se vivía. ¡Cuántos bebés en el vientre de sus madres se habrán salvado del aborto gracias a esta decisión! ¡Cuántas mujeres se habrán salvado de lastimar su cuerpo y mente gracias al rechazo de este proyecto!
Las redes sociales se tiñeron de azul celeste y verde, la tendencia en twitter sólo hablaba del tema. Se polarizó el asunto una vez más. Y lo que más nos duele a los provida es sentirnos divididos por dentro, como si tuviéramos que elegir entre abrazar esta causa o mantener la paz entre nuestros amigos y conocidos que no comparten la causa.
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Nos duele porque el costo social de levantar la voz por los más indefensos es altísimo. Los ataques contra los provida es constante, hostigante y hasta cierto punto insoportable para quienes nos hemos comprometido a fondo con esta causa.
Y más admirable aún, es que estamos dispuestos a pagar al costo que sea por la defensa de la vida y la defensa de la mujer. Por ello, quisiera aprovechar estas últimas líneas para agradecer la firmeza con la que tantas personas han llevado esta causa a sus esferas públicas; a aquellos que con la frente en alto y sin titubear hablan con la verdad y predican con el ejemplo.
Sé que no es fácil, y mucho menos cuando nos sentimos solos. La gran apuesta del movimiento pro-choice o pro-decisión es hacernos pensar que somos pocos y que estamos defendiendo una causa perdida.
Hoy es un buen día para recordar que: estamos más organizados que nunca, la sociedad civil logra hacer escuchar su voz a través de tantos movimientos que hay, la labor entre políticos y ciudadanos es cada vez más cercana y coordinada, y que no hay causa más noble y desinteresada que la defensa de la vida.
México es provida y lo hemos demostrado cientos de veces. En congresos locales, en las cámaras y ahora en la SCJN. Cuando el golpe es mayor, mayor es la resistencia. Somos los nietos de los cristeros, somos quienes dan fuerza y libertad al país, y éste es un acto de gran generosidad para nuestro presente y el futuro de México.
*Alison González es vocera de la organización Pasos por la Vida.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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