Nuestra majestuosa y Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Ciudad de México es uno de los monumentos más importantes de Latinoamérica. También podemos decir que es el único que se conserva de pie desde el siglo XVI, ya que su construcción empezó en 1573, aunque se terminó hasta 1813.
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Es un templo consagrado a Dios, dedicado amorosamente a nuestra Madre Santísima, la Virgen María en su Gloriosa Asunción a los Cielos, como dicta la costumbre muy antigua de dedicarle la mayoría de las catedrales del mundo.
El dogma de fe Mariano de la Asunción consiste en que la Inmaculada Madre de Dios, siempre virgen, cumplido el curso de su vida terrenal, fue subida en cuerpo y alma a la gloria celestial. Es un dogma proclamado por el Papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950.
Es importante saber que la Asunción corresponde a María, pues ella no puede subir al cielo por sí misma, entonces es elevada por los ángeles. En cambio, Ascensión es la de Cristo, Él asciende por su propio poder porque es Dios. San Jerónimo afirma que la Virgen subió al cielo un 15 de agosto, de ahí que su festividad sea ese día.
La Catedral de México fue dedicada a la Asunción no sólo una vez, sino en tres ocasiones: la primera solemne dedicación fue el 2 de febrero de 1656, aún sin concluir su cúpula y varias bóvedas. Once años después, ya terminado el interior, aunque faltando muchos complementos, se dispuso otra dedicación el 22 de diciembre de 1667. La tercera y última dedicación fue el 15 de agosto de 1851 con motivo de la bendición de un nuevo Altar Mayor.
El dogma de la Asunción es uno de los pocos que antes de ser promulgados ya era de plena aceptación en todo el mundo católico, prueba de ello son las miles de imágenes que se conocen desde hace muchos siglos.
En la Catedral Metropolitana tenemos hermosas obras de arte que la representan como su Patrona. Al centro de la fachada principal, ocupando el lugar de honor como le corresponde a la imagen tutelar del templo, se observa un relieve de María en su Gloriosa Asunción. Es un alto relieve de gran valor artístico hecho de piedra blanca de Villerías, atribuido a Miguel Ximénez, quien lo esculpió a finales de 1600.
La imagen muestra dos escenas: en la parte baja se observa el sepulcro abierto rodeado por los apóstoles que observan y comprueban que ya no se encuentra el sagrado cuerpo y contemplan con asombro el momento en que la Virgen, rodeada de un resplandor, es elevada a los cielos por un grupo de ángeles músicos y otros que la sostienen formando un semicírculo. Tiene un hermoso marco hecho en cantera y abajo una placa inscrita en latín que su título dice “A Dios Optimo y máximo y a la Santísima Virgen Madre María elevada a los Cielos”.
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