En días recientes, dos bebés fueron utilizados y vulnerados en sus derechos atrozmente.

Estas acciones me han hecho recordar el libro de los Hechos de los Apóstoles: “El Faraón [de Egipto], actuando con astucia contra nosotros, maltrató a nuestros antepasados y los obligó a que dejaran abandonado a sus hijos  recién nacidos para que no sobrevivieran” (Hch 7,19).

1. El primer caso tuvo lugar en Monterrey, Nuevo León: la esposa, influencer, del gobernador de ese estado llevó a su casa a un bebé de cinco meses para mostrarlo en sus redes sociales bajo el argumento de haber obtenido un permiso de convivencia familiar.

La influencer lo fotografió, lo grabó en video y ese material lo usó en sus redes sociales (en su carácter de influencer) con lo que cae en el tipo penal de trata.

La esposa del gobernador de Nuevo León hasta se dio el lujo de llorar por la separación del bebé al final del fin de semana. El niño fue objeto, cosificado por la esposa del gobernador.

La Red por los Derechos de la Infancia en México, Redim, pidió a los funcionarios no cosificar a los niños y garantizar sus derechos. Esa es la pareja en el poder en uno de los estados más importantes económica y socialmente del país.

El niño de cinco meses fue sobre expuesto en las redes sociales de la influencer de modo innecesario y excesivo, violando claramente los artículos 68 y 80 de la Ley general de derechos de niñas y niños que prohíbe la difusión de imágenes de niñez para proteger su identidad. Incluso es claro el uso en los videos del color naranja del partido de su esposo el gobernador.

El bebé con discapacidad y ataviado con un uniforme de un equipo de futbol de la ciudad, fue sustraído por la esposa del gobernador del propio Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado (DIF) del centro Capullos para revictimizarlo en redes sociales. El caso puede quedar impune.

2. Otro bebé, de apenas tres meses de nacido, fue encontrado muerto en Penal de San Miguel, en Puebla, en el área de la basura, entre los desechos de ese centro de reclusión.

La asociación Reinserta denunció que el bebé había sido extraído, ya fallecido, de un hospital de la Ciudad de México.

Al momento de ser encontrado tenía una herida en su abdomen, por lo que se infiere que fue usado para introducir droga al “centro de reintegración social”.

No hay autoridad que responda ante los actos de corrupción del penal y la policía ni siquiera tiene capacidad de reacción y persecución de los delitos.

Según reportes en lo que va de la pandemia, en este país, como si no pasara nada, han sido asesinados 822 niños.

Estas acciones están cargadas de maldad. No más inhumanidad, no más corrupción, no más víctimas indefensas e inocentes, no más indiferencia social…

*El autor es coordinador de la Maestría en Pensamiento Social Cristiano
de la Universidad Católica Lumen Gentium y el IMDOSOC.

Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.

Gerardo Cruz González

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