Ha dejado de ser niño, le llaman adolescente. Ha heredado a su hermano menor las cartas Pokemon, sus funkos y muñecos de acción. Trae un ánimo que cambia como si estuviese vinculado al clima de la Ciudad de México en este verano.

Los diálogos se han vuelto monosilábicos en aquellos temas que no son de su interés:

-¿cómo te fue en la escuela?

-bien-.

-¿Cómo te fue con el trabajo que hiciste?

-más o menos-.

Pero si le pregunto sobre algún jugador de futbol o del partido del domingo pasado, la elocuencia se activa y un cúmulo de detalles se agolpan para expresar lo que está en su foco de interés.

¿Qué tenemos que hacer con un adolescente? José Antonio Marina en su libro El Talento de los adolescentes centra su propuesta en entrenarlos para que aprendan a desarrollar su talento; es decir, “hacer buen uso de la inteligencia para elegir bien las metas y activar los conocimientos, emociones y destrezas necesarias para alcanzarlas; es decir, una secuencia de buenas decisiones”.

La herencia que valorarán nuestros hijos es aquello que hayamos sembrado en sus mentes y corazones que les facilite tomar decisiones; enseñarles a mirar la realidad con profundidad y amplitud como dice el Papa Francisco. Entrenarlos para que, en el aquí y en el ahora, se sumen como miembros activos de la comunidad llamada hogar.

Activar rutinas ( aunque de entrada nos digan que no lo harán) para forjar la responsabilidad, insistiéndoles con firmeza y ternura, con alegría y esperanza para formar hábitos que se alojarán en su mente y en su corazón.

Tener presente el que cada batalla por el orden, el respeto por el cumplimiento de las responsabilidades es una oportunidad para forjar el carácter, para que ejerzan su libertad tomando decisiones para que aprendan a elegir bien y actuar en consecuencia

Esta compleja, fascinante y ardua tarea de ser papás es un don que nos implica y nos reta en el día a día. Sabernos acompañados por Aquel, que es el más interesado en que estos escuincles crezcan en sabiduría y estatura, es vital para que con su gracia podamos ser sagaces para saber guardar silencio, para contar con las palabras oportunas, saber leerlos para hacer las preguntas adecuadas.

Que sepamos reconocer los impulsos del Espíritu Santo para llevar a cabo nuestra misión como padres y madres de familia. Nos encomendamos a la intercesión de San José y la Santa María.

Puedes leer: 3 propuestas del Papa a los jóvenes para aprovechar las vacaciones

Abraham Flores

Educador. Casado y padre de tres hijos. Ingeniero químico con estudios de filosofía, antropología, teología e impro teatral. Desarrollador de procesos creativos para empresas, instituciones (eclesiales y gubernamentales), organizaciones de la sociedad civil. Evaluador de proyectos de inversión y consultor en procesos de desarrollo del cliente. Flp 4,13.

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