Columna invitada

El Arte Sacro ante las vicisitudes históricas

  1. Para experimentar, apreciar y entender el Arte Sacro debemos partir de la fe y la sensibilidad espiritual, con base en esto debemos tomar en cuenta las culturas, las tradiciones, la cosmogonía de cada pueblo y región, la Teología, las vicisitudes históricas y políticas, etc. Ahí se hace presente la Iglesia y busca adaptarse a quienes llega y quiere llegar con el mensaje de salvación. No es invención, es expresión y traducción del encuentro de Dios con el hombre y el hombre en su acercamiento a Dios, hacerlo visible.
  2. Hemos hablado mucho de las imágenes, es nuestro ambiente y nuestro interés, pero para el otro, al de fuera qué le dice. Debemos clarificar nuevamente que la imagen, es imagen, es representación de alguien y de algo, no adoramos las imágenes, no son Dios, ni los santos. Nos acercan a los misterios, de lo visible a lo invisible. Reafirmamos, que nos gusta ver y tocar, que el arte entra por los sentidos.
    La imagen representa, imagina lo que no conoce, y nos acerca a ver y comprender.  Imaginamos, representamos, pero no nos quedamos ahí. En este punto es donde se debe reforzar el diálogo con las comunidades para evitar daños irreversibles al patrimonio y al mismo tiempo incluirlos en la preservación y creación de bienes culturales.

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  3. Resaltar que las vicisitudes históricas afectan y afectarán a nuestra Iglesia, pues estamos inmersos y no ajenos a las realidades “mundanas”, debemos enriquecer y embellecer con el testimonio de nuestra vida la presencia salvadora de Dios, en medio del mundo y de los hombres, más ahora como signo de esperanza y consuelo. No te pido, Padre, que los saques del mundo, sino que los cuides, para sean signo de la presencia del Reino entre los hombres. Los fieles cristianos debemos ser sal y luz de la tierra; no es la “fuga mundi”, sino presencia eficaz en medio de los hombres, buenos y malos.
  4. En el siglo XX se habla de una sociedad secularizada, desprendida del mundo espiritual y religioso, “el hombre no necesita de Dios”, la religión es el opio del pueblo. Pero la fe, la religiosidad, son necesarios ayer y hoy, el hombre no puede solo, necesitamos de Dios. El reto y la esperanza es poder devolver al hombre lo interior, la razón de ser espiritual, como lo expresaba la clásica enseñanza romana, cuerpo y alma (mente sana en cuerpo sano). De ahí la importancia de los signos y la belleza de toda obra dedicada o consagrada al culto divino.
  5. El repaso a la historia del Arte Sacro en la historia de la humanidad y su presencia vigente en nuestros días, nos debe quedar claro una evolución de las formas y del modo de ver, en su contexto histórico y su finalidad, para entenderlo y valorarlo, incluso juzgarlo.
  6. Descubrir que la Iglesia, en nuestro caso la Iglesia Católica “Romana” de rito latino, recibió mucha influencia de varias culturas, la parte Oriental, lo semita, lo clásico. Con la caída del Imperio Bizantino, generó un distanciamiento del mundo oriental y se prioriza más la cultura, así llamada Occidental.
    Pero, la Iglesia Católica “Romana” mantiene lazos de comunión con la Iglesia “Oriental”. Mencionamos, desde la Liturgia, los Ritos Latinos (mayoría en el mundo moderno) y Ritos Orientales (minoría en tiempos modernos), se mantiene plena comunión con ellos; nos distingue el Rito, pero nos une la misma fe. Precisar que, durante el imperio Bizantino surgieron las Iglesias Ortodoxas, hay un muy buen diálogo ecuménico, pero no tenemos comunión plena; no confundir las Iglesias Católicas de Rito Oriental, con las Iglesias Ortodoxas.
    Adelantamos, que muchas situaciones políticas han generado divisiones y sismas en la Catolicidad. Con el sisma de Oriente, los Ortodoxos y en el Occidente, las Iglesias surgidas de la llamada Reforma Luterana.
  7. Agradezco mucho, a Mons. Carlos E. Samaniego y a la Lic. en Restauración Claudia Alejandra Garza, sus comentarios para este artículo.

*El P. Salvador Barba es el enlace para la Reconstrucción de los Templos de la Arquidiócesis Primada de México y colaborador de la Dimensión de Bienes Eclesiásticos de la misma Arquidiócesis.

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Pbro. Salvador Barba

Sacerdote diocesano y director de la Dimensión de Bienes Culturales de la Arquidiócesis Primada de México. Párroco de San José, en la colonia Revolución; y Rector de San Miguel, en la colonia Damián Carmona.

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