La fuerza de la oración es inmensa y clave en el ánimo de construir comunidad.

Estamos en temporada de Adviento —que proviene del latín ad-venio: “venir, llegar”—, un momento de preparación para la Navidad en el plano espiritual, emocional y en nuestra relación con otras personas.

El Papa Francisco ha pedido que, además de aquello que acostumbramos hacer en estas fechas, pronunciemos una pequeña oración —“ven, señor Jesús”— que ayude al despertar. “Cristianos anestesiados por la mundanidad espiritual, que caen en la apatía”, dijo a los peregrinos reunidos hace un año en la plaza de San Pedro.

Así como esta temporada es para esperar la llegada de Cristo en la Navidad y recordar su promesa de volver, desde la ciudadanía podemos despertar y realizar acciones con impacto personal y comunitario.

Un acto de buena voluntad, como ofrecer comida o ropa a quienes carecen de ellas, representa una forma de fortalecer nuestra conciencia de apoyo, que puede ser promovida con vecinas, vecinos, amigas o amigos… o desconocidos: hacer el bien, sin mirar a quién.

O también podemos practicar el ayuno, siendo moderados en los alimentos y bebidas, en este caso, sobre todo, recordar la importancia de un consumo responsable de alcohol para evitar accidentes vehiculares que pueden ser fatales.

Recuperar las obras materiales y emocionales en favor de quienes necesitan sentir que hay alguien cerca porque atraviesan un momento difícil es otra manera prepararnos para el Adviento. Podemos recordarles que uno de los mejores regalos para sí mismos es su salud mental y acompañarles en ese proceso.

Escúchales, hazles saber que no están solas ni solos; si no basta con la compañía, acércales al apoyo psicológico que brindamos en el Consejo Ciudadano de la CDMX, gratis, 24/7, para todo el país, a través de la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533.

El Adviento es la esperanza de sanación y de luz en la vida de muchas personas. Impulsar y fortalecer la cultura cívica, de la no violencia, de respeto a la igualdad y diversidad es una forma de contribuir al bienestar colectivo.

También es tiempo de arrepentimiento y de estar preparados. El Evangelio de Marcos proclama: “Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.” Despertemos: ¡feliz Adviento!

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

 

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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