Hace unas semanas la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró, por primera vez en la historia, la inconstitucionalidad de la penalización del aborto pues, de acuerdo con los argumentos de la mayoría de los ministros, “viola el derecho, de las mujeres y personas gestantes, a decidir.”
Lo que provoca este fallo es que los diferentes actores políticos sólo ofrezcan opciones de muerte, dejando a su suerte a las mujeres que están atravesando por la crisis de enfrentar un embarazo inesperado y que no quieren recurrir al aborto.
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Lo que hoy está haciendo el Estado con las mujeres es darles una sola opción: matar a su hijo, en vez de ofrecerles opciones de vida para ellas y sus hijos; con esto, se está coartando la libertad de decidir de las mujeres, ya que no es posible decidir cuando no hay dos o más alternativas.
El Estado tiene el deber de ofrecerles toda la atención médica necesaria para el embarazo y nacimiento de sus hijos, así como las ayudas convenientes para que ellas puedan salir adelante con su maternidad. La mujer, cuando se convierte, en madre tiene la motivación suficiente para sacar adelante a su hijo porque el amor al hijo la hace capaz de desarrollar todas sus potencialidades.
Tal parece que lo único que pretenden estos cambios legislativos es que la mujer no vea otro camino que el aborto para poder continuar con su desarrollo, cuando en la mente de toda mujer está claro que no tiene realmente derecho a disponer de la vida de su hijo, diga lo que diga la ley.
En algunos estados de la Unión Americana existen leyes en las que se permite el aborto sin límite de tiempo, es decir, se puede realizar en cualquier etapa de la gestación, incluido el momento del parto.
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Le llaman “late abortion”, aborto tardío, o “abortion up tu birth”, aborto hasta el nacimiento. El procedimiento es el siguiente: estando la madre en trabajo de parto y cuando el bebé está a punto de nacer, el ginecólogo maniobra para que el bebé saque primero las piernas, y la cabeza sea lo último que salga de la madre. De este modo, justo cuanto está a punto de expulsar la cabecita, el supuesto médico, le hace una incisión en la base del cráneo, con lo que lo descerebra y lo mata.
Este procedimiento es porque en Estados Unidos, cuando nace el bebé, normalmente lo primero que saca es la cabeza, y en ese momento ya se le considera un ser humano, una persona y por lo tanto ya tiene derechos, y no se le puede matar.
En nuestro país, hasta hoy, se hablaba en los 4 estados en que no se penalizaba el aborto, de un plazo de 12 semanas de gestación como el tope máximo para practicar el aborto. En Estados Unidos han ido alargando el plazo hasta llegar hoy a matar a los niños el momento del parto, ¡y le llaman “aborto”!
Los cambios en las leyes que hoy propone la Suprema Corte de Justicia de la Nación están encaminadas a recorrer este camino de alargar la posibilidad de practicar el aborto progresivamente; de hecho, en su resolución ya no hacen mención de límite de tiempo de gestación para que el aborto sea no punible.
Por otro lado, está pretendiendo un cambio en un artículo de la Ley general de salud, para impedir que los médicos se excusen de practicar abortos y otras prácticas que van contra la vida, con base en su libertad de conciencia.
Esta libertad es uno de los derechos humanos inalienables, porque a nadie se le puede obligar a actuar contra los dictados de su conciencia ética y los médicos, además de los principios éticos, tienen tanto ellos como el personal de enfermería unos principios basados en que su labor es prevenir y curar las enfermedades para proteger y conservar la vida de todas las personas.
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El personal médico y de enfermería ha estudiado muchos años para servir a sus semejantes en la protección de la vida ¿cómo pretenden obligarles ahora a ir en contra de sus principios deontológicos? El riesgo que tienen, si no se someten y practican el aborto, la eutanasia y otros procedimientos, es el de perder su empleo.
Con esto, el gobierno demuestra que lo único que está dispuesto a ofrecer, es una falsa salida; el aborto es una NO solución, puesto que produce muerte, mucho dolor y sufrimiento. Plantear el aborto como un derecho de la mujer, equivale a decirle a la sociedad que MATAR es una solución. Si se ofrece a una madre en vulnerabilidad la muerte de su hijo como solución, ¿cómo vamos a defender en la sociedad la idea de que quitarle la vida a otro ser humano está mal?
El presidente de la SCJN, cuyo trabajo consiste en defender la Constitución, se saca de la manga el aborto como “el derecho a decidir” sobre la vida de otro, cuando lo que está en la Constitución es el derecho a conservar la vida de todos los mexicanos.
Es imperante que como sociedad exijamos el derecho a la vida de todo ser humano y de los que están por nacer que pertenecen a nuestra misma especie humana y, si el gobierno no es capaz de cumplir con su deber de SERVIR a los ciudadanos como debe, seamos la sociedad civil quienes ofrezcamos las ayudas y apoyos necesarios para que ninguna mujer se sienta acorralada y caiga en la tentación de deshacerse de su hijo como si fuera un enemigo.
Ahora se habla de aborto como un derecho de la mujer, tal vez con el tiempo llegue a hablarse del aborto como una obligación de la mujer, como pasa en algunos países, como China.
No es difícil advertir que nuestro gobierno ha cedido ante las exigencias del gobierno de Estados Unidos, obligado por compromisos económicos contraídos por gobiernos anteriores y también por el actual, aunque se empeñen en negar que han incurrido en el endeudamiento internacional.
Ante el avance de la cultura de la muerte, hay que recordar que el aborto no desembaraza a una mujer, simplemente la convierte en madre de un hijo muerto, por su propia decisión.
* Mario Alberto Romo es Director Nacional de Red Familia*.
Los artículos de opinión no necesariamente responden al punto de vista de la revista Desde la fe.
*Acerca de Red Familia
Red Familia es una Red de 1,113 instituciones que ayudan a más de 1 millón de familias cada año a través de las instituciones que la conforman. Desde hace 20 años vincula e impulsa el trabajo de la sociedad civil a favor del fortalecimiento y promoción de la familia, se suma a un diálogo propositivo para mejorar el bienestar de la sociedad mexicana, convencidos de que la familia es la solución a los principales problemas que nos afectan a México y el mundo.
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