Perdonar también es parte importante de nuestra fe. Foto: Especial.
El perdón es la única cura para liberarnos del resentimiento y de sus efectos nocivos. Pero, ¿qué ganamos cuando somos capaces de perdonar a quien nos hizo mucho daño?
El que perdona se desembaraza de una carga inaguantable: la de acarrear todos los agravios, recuerdos dolorosos, ira y deseos de venganza.
El rencor nos ata a una situación, momento o persona determinada; no nos permite avanzar. El perdón nos permite seguir adelante.
Perdonar libera de la cárcel de nuestro rencor a quien nos ofendió. Dejamos de recordar y recordarle lo que hizo, le permitimos superarlo.
Cuando perdonamos nos rescatamos del rencor y la desesperanza de pensar que no podemos cambiar. Nos da oportunidad de cambiar.
El rencor nos hace desentendernos de los demás. Perdonar nos recuerda que no son desconocidos, sino hermanos.
*Extraído del libro Por los caminos del perdón de Alejandra María Sosa E.
Amar a los pobres es confesar la fe en el Dios que se inclinó hasta…
La Morenita del Tepeyac recibió a sus hijos para rezar, ante su presencia, el Rosario…
La exhortación apostólica reciente nos traerá enseñanza milenaria, la voz del Papa en esas páginas…
Mons. Francisco Javier Acero, obispo de la Arquidiócesis de México, llamó a un cambio de…
“Señor de la vida, bendice esta agua: que despierte nuestros corazones, purifique nuestra indiferencia, calme…
Los 3 son documentos emitidos por el Sumo Pontífice, pero tienen fines distintos. Aquí la…