SIN DUDA ES LAMENTABLE que la tercera ola de la pandemia esté abarrotando los hospitales, tanto de la zona metropolitana como de su entorno y más allá, tanto de carácter público como privados; pero ya que esta columna no está para ser aparador de calamidades, contrariedades o catástrofes de ningún tipo, pues vayamos a puntos que nos llenen de esperanza…
PUNTO BÁSICO Y CENTRAL en la vida humana -aunque en ocasiones parezca lo contrario- es que nadie está absolutamente solo; y déjame decirte -aunque seas ateo rotundo y te creas irredento- que en tu entorno siempre está Dios, que providente y misericordioso ni te olvida ni te abandona…
UN LACTANTE SABE de la presencia de su madre sólo por el alimento que recibe, y rápido se dará cuenta que la misma persona le limpia y le arrulla; un infante distingue a su padre o su madre si los ve en su cercanía y siente seguridad si los puede tocar; ya con seis o siete años inicia un margen mayor de independencia, es entonces que el oído o la vista a lo lejos será suficiente; en un adolescente -además de cuestionarlo todo- ya empieza a buscar mayor distancia y no le hace falta oír y tocar a sus padres; y cuando pasamos a la juventud y la edad adulta, nos basta saber que están en casa, que están bien y que nosotros también…
CONSIDERO QUE algo semejante sucede en el plano de nuestra relación con Dios: si somos como infantes en la fe estaremos en la necesidad de tocar y palpar, si somos como adolescentes hasta le retaremos, y si acaso somos adultos, pues nos basta saber que Él es nuestro origen y destino, y que mientras vamos en la vida, nos da la libertad para crecer y servir a los demás como Él mismo pide…
SOY ADULTO Y NO me pregunto si mi papá es mi papá o si mi mamá es mi mamá, menos me pregunto si los marcianos o las fuerzas cósmicas intergalácticas, mucho menos si las estrellas dictan mi futuro, ni estoy al pendiente de que me lean la mano vaciándome el bolsillo; como adulto sé que tuve un origen más allá de mis padres y que mi destino no puede quedarse reducido a ganar y ganar dinero para luego perder el alma…
ESTOY PARADO en este mundo porque alguien lo puso y me puso aquí, y cuando mis días concluyan yo no me acabaré con mis funciones biológicas ¡no!, en las manos de Dios estará mi eternidad: por eso afirmo que no estoy solo y ahí está la fuente de mi esperanza…
SIGUIENTE PUNTO -también básico y central en la vida humana- es que mi familia biológica (de origen) inicia en mis padres que me dieron la vida y paulatinamente se amplía en diversos círculos -escuela, amigos, vecinos- (“familia” social), se vuelve a concretizar en una nueva familia (de elección) cuando contraigo matrimonio, y se vuelve a ensanchar hasta llegar a la humanidad en el servicio y la colaboración (“familia” universal)…
NO ESTAMOS SOLOS y aunque la indiferencia, la exclusión y la segregación nos juegan muy chueco, de cualquier modo somos parte de una gran cadena que se llama raza humana, cadena que nos emparenta y une en un presente muy concreto (tengo alimento en mi mesa que llegó desde el campo, tengo electricidad y ropa que otros muchos hicieron posible), y en un futuro que se extenderá por los siglos de los siglos…
TANTO EL ASESINO como el ladrón, tanto el suicida como el opresor, tanto el soberbio como el avaro, toman tales caminos porque se van con la finta de que están “solos” o de que nadie los necesita, se quedan con la falacia de una supuesta autonomía total o de una autosuficiencia a prueba de todo, y entonces se encierran en el infierno de la desesperación; y como ya dijimos que aquí no estamos para calamidades, pues retomemos la esperanza…
TERCER PUNTO QUE nos provee de piso firme -punto también central y básico en la vida- es saber que cada existencia humana por ínfima, intrascendente o inútil que parezca, y aunque se haya originado de la manera que humanamente juzgamos más vil y concluya del modo más inesperado (en tragedia o en silencio), sencillamente tiene valor porque es humana…
PIENSO EN LA INMENSIDAD del océano, cuya grandeza se va formando gota a gota y todas -en su sitio y en su conjunto- son importantes y valiosas; veo las estrellas innumerables y aunque muchas ya hayan muerto y solo nos queda su luz que viaja en el espacio interestelar, considero que también son importantes ¡al menos por el hecho de haber existido!…
LA ESPERANZA ES virtud teologal que tiene su origen en Dios y ahí mismo tiene su destino: es Él quien da razón y sentido a todo lo creado, y con mayor razón a quienes nos ha hecho a su imagen y semejanza, a quienes nos ha redimido del pecado y de la muerte con la vida de su Hijo Jesucristo…
EL QUE ESPERA ciertamente está dejando que corra el tiempo para que algo suceda, pero el que tiene esperanza -¡muy diferente!- sabe que todo tiene su origen y que sucederán las cosas como parte del plan amoroso y providente de Dios -¿y la tercera ola de la pandemia, con los hospitales saturados?; ah, pues hay que seguir actuando con responsabilidad y cercanía, con precaución y confianza, con respeto y solidaridad, con gratitud a Dios y con servicio a los demás, que ahí donde Dios te puso, mucho puedes hacer…
angelusdominical@yahoo.com.mx
El padre Eduardo Lozano es sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México.
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