DE DOMINGO A DOMINGO, /cielito lindo, /te vengo a ver; /¿cuándo será domingo, /cielito lindo, / para volver?; así dicta una estrofa de la canción que se ha posicionado como segundo himno nacional, al punto que en muchos países se nos identifica más por la música que compuso el tulyehualquense Quirino Mendoza, que por la escrita por el español Jaime Nunó…
TAMBIÉN DOMINGO a domingo tengo la posibilidad de llegar hasta ustedes, amables lectores, y eso significa que debo escribir durante la semana, y ahí me tienen en viernes de angustia y en sábado de desconsuelo viendo por donde dar un contenido amable, vigente, con un toque de humor y en ocasiones hasta con cierta sorna; jamás quiero ser pesimista ni quedarme en mera criticonería; busco remitirme al Evangelio (fuente inagotable de sabiduría y verdad) y con la intención de estar -siempre- en comunión con toda la Iglesia…
PERO RESULTA QUE de cada en cuando -por no decir casi siempre-, el señor editor de estas páginas me urge para que entregue desde ¡el miércoles por la mañana!; y el asunto no tendría mayor problema sino porque el día miércoles debería tomarlo como día de descanso, y porque entre mis deberes de obligación y trabajo no entra precisamente esta columna, que más bien formaría parte de una autodisciplina y reto personal…
SIN DUDA SE NOTA que escribo con gusto y no con paga, que comparto una sencilla habilidad que Dios me dio y que yo disfruto; espero siempre que pueda ser útil y que esta lectura favorezca en algo a ti, amable lector; no espero ni la recompensa ni el aplauso, ni estoy aspirando al premio nobel de ocurrencias trastocadas ni estoy en posición de dar la opinión más sesuda y autorizada: simplemente quiero ofrecer un manso remanso conque puedas iniciar tu semana con una sonrisa en domingo, de ahí su nombre “Ángelus dominical”…
Puedes leer: Ángelus dominical. El ahorro y el ayuno
EN MONDA CRÍTICA cáustica, alguien casi me ordenó que mejor escribiera en “revistas del corazón”, pero rápido le pregunté que si él leía tales revistas, y más rápido me respondió: ¡para nada!, y le dije que por eso yo no escribía ahí, porque entonces no tendría la oportunidad de leerme…
EN PUNTO OPUESTO, muchos me han comentado que al recibir el semanario “Desde la Fe” -cuando era impreso y no sólo digital- lo primero que buscaban era esta página, y dejaban el resto para leerlo en el transcurso de la semana; otros más me dicen que hasta lo leen dos o tres veces (¡ups!) porque no siempre captan -a la primera- todo lo que quiero decir (bueno, esto ya no sé si es halago o queja)…
CADA PALABRA de ánimo y congratulación que recibo por escribir esta columna se constituye en un compromiso creciente, en bella obligación que me cuesta tanto pero que termino por disfrutar; hay muchos que me felicitan porque -según ellos- “tengo facilidad para escribir”, pero se sorprenden cuando les digo que tardo varias horas en completar apenas estas pocas líneas que luego no me dejan tan satisfecho…
TAMBIÉN HAY QUIEN me ha sugerido que debería ser más formal, más académico, más estructurado, que debería citar mis fuentes y hasta dar alguna referencia bibliográfica; al tal fulanito le animé gentilmente para que -con ese estilo- escribiera en estos medios y prefirió cambiar el tema de conversación rápidamente: ¡así las cosas!…
HE ATENDIDO Y AGRADECIDO a quien me ha corregido desde su punto de vista, que me ha señalado algún dato equivocado o una expresión poco feliz; no ha faltado quien se aferró a su opinión haciéndomelo saber y hasta dediqué tres o cuatro domingos para ampliar y profundizar mi afirmación; por supuesto que tú -amable lector- ni te habrás dado cuenta, pero fue ocasión para explicar el sentido festivo de la Sagrada Eucaristía…
APROVECHANDO LA LEY de la ventaja (no sé en qué código está escrita), también este espacio ha servido para promocionar y/o publicitar algunos eventos particulares (en efecto: no gozan de la oficialidad ni la pretenden) pero jamás para lucrar ni discretamente (que quede muy claro, ¡í-siñor!)…
TAL VEZ TE EXTRAÑA que hoy me he detenido en un discurso que parece un ejercicio de desahogo o catarsis, pero no, para nada tal intención; más bien como en un examen de conciencia o en una retrospectiva para seguir adelante con el ánimo purificado y renovado, compartiendo en confianza lo que sucede detrás de líneas, como invitándote a ampliar el horizonte, a ti, que domingo a domingo me vienes a ver…
YA FALTA MENOS -siempre será así- para que esta columna deje de aparecer por la razón o causa que sea; que a nadie extrañe, pues todo lo que empieza debe terminar y lo que sube debe de bajar; pero mientras tal cosa sucede, te invito a un reto especial: que no pase una sola semana en que tú también te pongas “a dos nachas” -así decía un profesor de filosofía- y escribas algún pensamiento o idea, algunas líneas dirigidas a quien tú decidas, pero buscando hacerle feliz y provechoso un pequeño rato; y para ilustrar este reto te dejo de tarea que leas la despedida de San Pablo en Mileto, particularmente el versículo 35 del capítulo 20 del libro de los Hechos de los Apóstoles…
¿Tienes comentarios sobre esta columna? Escribe a: angelusdominical@yahoo.com.mx
El padre Eduardo Lozano es sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México.
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