SE ACERCA Y YA LLEGA una fecha del todo especial para México y América Latina: la celebración de la Bienaventurada Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe; y tanto las autoridades religiosas como civiles ya han pedido a feligreses y peregrinos que eviten aglomeraciones que pongan en riesgo a la población en general…
NO ABUNDARÉ en los argumentos -de sobra conocidos- pero diré alguna palabra sobre la ventaja de celebrar a la Reina de México y Emperatriz de América (títulos muy humanos y rimbombantes), como lo que siempre ha sido: la Esclava del Señor, la Oyente de la Palabra, la Bendita entre las mujeres, la Madre de Cristo…
Y QUÉ MEJOR que si ella es la “Esclava”, la celebremos sirviendo a quienes nos debemos ya por el afecto (familiares y amigos), ya por una responsabilidad adquirida (empleados o patrones, vecinos o compadres), ya por un sentido de fraternidad y solidaridad (damnificados e indigentes, desempleados o emigrantes)…
Y QUÉ MEJOR que siendo ella la Oyente de la Palabra, la celebremos adoptando una actitud lo más parecido a cómo ella lo realizó: “María conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón” dice el evangelista San Lucas (2,19)…
Y QUÉ MEJOR que siendo ella la Bendita entre las mujeres, la celebremos respetando y valorando el papel y la misión de la mujer en todos los ámbitos humanos, sin “varonizarla” suprimiendo sus propias características (ahí también el varón pierde), y sin mutilarla en su relación y complementación con el varón, que ahí pierden también los hijos y la sociedad en general…
Y QUÉ MEJOR que siendo ella la Madre de Cristo la celebremos llegando hasta Jesús, pues nadie sino María fue la que supo decir a cabalidad: “Hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5), no habiendo mejor invitación para que en la obediencia a Jesús vivamos a profundidad nuestra fe…
SIEMPRE ES TIEMPO de volver a poner la mirada en lo importante (devoción y respeto) y dejar a un lado lo accesorio (cohetes y feria); nunca estará de más subrayar lo central (participar en la Santa Misa) aunque por ahora no se dé lo festivo (tamales y atole); muy valioso dirigir nuestra plegaria a Santa María de Guadalupe y más importante darle las gracias por ser Madre de Cristo y Madre nuestra…
HAY TANTAS PERSONAS que se maravillan por hechos que tienen un peso simbólico e histórico irrefutable (su tez morena, el mensaje que se encierra en cada detalle de la imagen, o que si el Cura Hidalgo la tomó como bandera); y a mí me llama la atención porque se presentó como “Ipalnemohuani” (la Madre de Aquél por quien todo vive) y porque en ella descubro una y otra vez el mensaje central del Evangelio: Dios nos ama tanto que nos envió a su Hijo Único nacido de una Mujer, ¡y qué Mujer!…
NI ME CANSA O FASTIDIA que haya tantas imágenes de la Virgen de Guadalupe en todos lados (¿tendría por qué estorbarme la foto de la Madre de mi Salvador?); aunque sí me llega a entristecer que con frecuencia utilizamos su imagen como parapeto o cartel publicitario (alguien dijo que ella es la única mujer que entró a todas las cantinas ¡y no me ofende!, aunque si me causa disgusto que luego la caricaturicen y le den función de pilmama y hasta le pidan: “¡cuida a mi perrito, porfis!”…
BASTA SABER QUE nadie, pero NADIE sino sólo ella, estuvo tan cerca y tan profundamente unida a Nuestro Salvador: desde su concepción hasta la pausa tan tremenda de la cruz, y ahora lo está en la eternidad y la gloria, rogando por nosotros -pecadores- ahora y en la hora de nuestra muerte…
EN LA CATÁSTROFE tan especial en que se encuentra nuestros paisanos del sureste del país, sin duda podremos acudir en su ayuda y apoyo tal como María de Nazaret acudió a las montañas de Judea para auxiliar a su prima Isabel; y a través de los diversos caminos (centros acopio, depósitos a cuentas bancarias de ONG ́s, o a través de tu propia parroquia) sin duda nos acercaremos a los afectados por las inundaciones, y así podremos celebrar a Santa María de Guadalupe como ella misma nos lo pide…
LLEGAR HASTA UN PUNTO de peregrinación nos recuerda lo pasajero y necesitados que somos los seres humanos; y muy lejos del natural cansancio y la satisfacción personal al llegar a un destino peculiar, y al hacer tales caminos sigue haciéndose presente la fraternidad con que nos vinculamos a los demás peregrinos y a quienes les apoyan…
ME LLENA DE ALEGRÍA sin par, ver cómo se les ofrece a los peregrinos -en su caminata hasta el Tepeyac- una galleta, una torta, un vaso de agua o café, o una fruta; y considero que hoy debemos encauzar la ayuda a los que se han quedado fuera de su casa (temporal o definitivamente) a causa de las inundaciones tan impactantes, así que ve y busca el mejor modo de respaldarlos, que finalmente son ellos -ahora- los más necesitados de apoyo y consuelo…
LA VIDA CONTINÚA a pesar de semáforos epidemiológicos (¡hay que respetarlos!), y desde tu hogar y en familia prepárate para vivir no sólo la fiesta de la Virgen de Guadalupe, pues ahí de corridito ya viene también la Navidad y el Año Nuevo; así que disponte a “cargar a los peregrinos” aunque sea sólo en la sala de tu casa…
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