El Cristo de la Salud es una de las imágenes más veneradas por la comunidad de San Martín Obispo de Tours, colonia Campestre Potrero, de Iztapalapa, pues a través de ella, los fieles piden a Jesús por su salud física y espiritual.
La imagen llegó a esta iglesia por iniciativa de su párroco, el padre Ermenegildo Saldaña Taneco, quien el pasado mes de junio celebró sus 25 años de sacerdocio.
“Es la gente que me vio nacer y crecer en mi fe. Es una gran bendición para mí”, explica el sacerdote. Y es que su servicio en esta comunidad inició desde que era seminarista con los hermanos de la Santísima Trinidad. En aquel entonces -recuerda- la comunidad pertenecía a la parroquia de Santiago Apóstol, que abarcaba 50 comunidades. “Un trabajo monumental para una pequeña congregación religiosa”, asegura.
“Nos fuimos ganando el cariño de la gente y logramos fundar canónicamente la Parroquia de San Martín Obispo de Tours”.
Al ordenarse diácono, sus superiores lo enviaron al extranjero, y hace siete años regresó a esta iglesia en Iztapalapa, pero ahora en calidad de párroco.
“Cuando regresé a mi comunidad, me percaté que había mucho dolor en las personas, pues cerca del 80% de ellas tiene a un miembro de su familia en prisión y muchas otras sufren los estragos de las adicciones, pero son cosas que llevan con secrecía y dolor”, expresa el sacerdote.
Al ver que había un espacio grande en el presbiterio, ideal para una figura monumental, el padre Ermenegildo Saldaña tuvo la idea de traer una imagen del Cristo de Monteagudo, el más grande de España, el cual fue presentado como el Cristo de la Salud y un aliado para ayudar a sanar los dolores físicos y espirituales de los feligreses de la comunidad.
“Él fue el último en llegar a esta parroquia. Todos estuvimos de acuerdo en mandarlo a hacer, y la comunidad cooperó generosamente. La imagen mide tres metros de largo, y el 4 de agosto es su fiesta”, festejo que será meramente espiritual, comenta. Ese día, la parroquia llevará a cabo una Misa con Unción de Enfermos, además de un rezo especial para pedir por la salud de las personas.
Entre los principales problemas de la colonia Campestre Potrero está la pobreza, el alcoholismo y la drogadicción. Ante esta realidad, una de las prioridades para esta parroquia es la atención a las familias.
“Fortalecimos -junto con el decanato 9 de la VII Vicaría- la Pastoral Familiar, y capacitamos a los voluntarios para que dieran talleres familiares; asimismo, instauramos una escuela para padres”.
“Los jóvenes son nuestro principal reto. Hacemos retiros espirituales para ellos y sus padres. Tenemos un programa de apoyo económico para estudiantes, que abarca desde preescolar hasta la preparatoria; a muchos se les da despensa y a otros apoyo económico; todo depende de su aprovechamiento”.
Es un trabajo muy intenso, comenta el padre Ermenegildo Saldaña, pero “es muy gratificante ver que la comunidad nos siente como una iglesia cercana, que los arropa y acompaña”.
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